5 documentales de básquetbol para ver en Netflix

Aquella época en la que la NBA se convirtió en un estilo de vida, sorprendiendo lo mismo con las hazañas en la duela, que con los slogans tipo Just Do It, encontró la continuidad en estrellas de la altura de Vince Carter, cuyo talento y carisma eran una explosiva combinación que le convirtió en un fenómeno tanto deportivo como comercial. Es de eso que aquí dan fiel testimonio, en una retrospectiva acompasada por la inquietud de la música rap, sin perder nunca el sentido del show más allá de la arena, e incluyendo los momentos en que todo llegó a salirse de control.

A veces están un poco de más las participaciones de Drake, quien aquí produce junto a ese otro gigante llamado Lebron James. En serio se hubiera agradecido que, en cambio, hubiera una mayor cantidad de testimonios de gente como Steve Nash y Tracy McGrady; sin embargo, no hay duda de que se trata de un recorrido consistente del ascenso, la caída y la reivindicación del ídolo que, vistiendo el jersey de los Raptors, logró despertar la efervescencia por el basquetbol en la ciudad de Toronto, pasando a formar parte de la cultura popular.

La vida de los navajos en Arizona, cuya cultura luego de casi ser exterminada fue relegada a las reservaciones y hoy transcurre entre la miseria y el alcohol —como lo han retratado acertadamente películas como Land—, es vista en esta serie que sigue los pasos del equipo de básquetbol escolar de Chinle, que busca ganar por primera vez el campeonato estatal.

Sin alardes técnicos, el trayecto se estructura con base en los encuentros que sostienen ante diferentes escuelas, haciendo énfasis en la naturaleza de la convivencia que acompañan los entrenamientos, contrastándolos con los recorridos que algunos de ellos hacen día a día por parajes polvorientos, en donde el espíritu indio casi extinto, cobra un nuevo sentido gracias a sus aspiraciones adolescentes. Una historia entrañable y no exenta del sabor agridulce de la realidad, que se presenta en solo seis episodios de 30 minutos cada uno.

Una celebración de los vínculos creados entre el básquetbol y los movimientos sociales de los sesenta, a través de un torneo con más de 50 años de existencia, que reivindica al Harlem, Nueva York, como parte del corazón del movimiento afroamericano, y por el cual fluye la sangre que también forma parte de la NBA.

Mientras muestra viejos videos y fotos en blanco y negro, acompañados de entrevistas a quienes han pasado por dicho evento y en las que se refiere a leyendas —como Wilt Chamberlain y Bob McCullough, además del testimonio del mismísimo Julius Irving “Dr. Jake”—, el documental deja en claro que no importa si es en el concreto o en la duela, si llegas a Rucker Park, botar el balón es una fiesta y muchas veces el camino para darle forma a los sueños. El filme es corto en duración, pero inversamente proporcional a la hora de contagiar la pasión por el deporte que se gesta en las calles.

En este largometraje, la tristemente célebre prisión estatal ubicada en California, con más de 150 años de historia mitificada por el cine, adquiere otro matiz al exponer los afanes de un equipo de básquetbol integrado por reclusos, que se afanan en encontrar su mejor nivel para el encuentro anual que se organiza tras las rejas, contra el equipo técnico de los Golden State Warriors.

Cada partido que les acerca a su meta, se entrelaza con los testimonios sobre aquello que les llevó al encierro, para darle significado a ese efímero momento en que buscar el aro les otorga la redención, más allá de lo irremediable de sus acciones pasadas. El deporte alimenta las esperanzas de algunos que están cerca de cumplir su condena, entre ellos uno de los más talentosos, que sueña con salir y hacer las pruebas que le permitan ser parte de la NBA.

En 1997, luego de conquistar campeonato, los jugadores de Chicago Bulls pensaban en volver a coronarse por sexta ocasión en ocho años, mientras el fantasma de la renovación comenzaba a deambular, haciendo de las desiciones de los hombres de pantalón largo uno más de los rivales.

Con esto como escenario, la serie de 10 episodios —producida por ESPN— hace un tributo en toda la línea al legendario Michael Jordan, partiendo de dimensionar la trascendencia de su figura, para luego alimentar el mito y de ahí encaminarse a una disección que revela aspectos poco conocidos de su forma de relacionarse con sus compañeros y empujar al equipo, dándole su respectivo espacio a cada uno de ellos —Scottie Pippen, Dennis Rodman, Steve Kerr y compañía—, ademas de incluir las declaraciones de Estrellas que van de Larry Bird, Isiah Thomas y el fallecido Kobe Bryant, al presidente Barak Obama, manteniendo así el espíritu documental de la propuesta.

Esto además de proyectar la magia que acompañó el transitar de su Majestad en la duela, y revestirse con la nostalgia por aquellos años en que la NBA alcanzó la cumbre mediática, marcando generaciones. Una verdadera joya para los amantes del baloncesto y del deporte en general.