23 razones para ver El último baile, el documental sobre los Toros de Chicago

Uno de los mayores logros de esta producción es, sin duda, el compilado de entrevistas que presumen. Y es que, ¿cuándo volveremos a ver en el mismo filme a Phil Jackson, Michael Jordan, Scottie Pippen, Steve Kerr y Dennis Rodman para que cuenten y analicen, en retrospectiva, sus errores pasados y triunfos? Las expresiones que hacen al recordar sus momentos con los Bulls, te contagian de emoción y nostalgia.

Una de las herramientas más ricas del cine documental, especialmente cuando se retrata un acontecimiento histórico, es el material de archivo; pues bien, aquí hay hasta para regalar y de muy buena calidad.

La materia prima de esta producción en particular son unas cintas que se grabaron en 1997, con las mejores cámaras de aquél tiempo, y que permite ver a los jugadores con tal nitidez, como si la acción estuviera ocurriendo en esta época. A esto hay que sumarle el pietaje que va más atrás en el tiempo, para mostrarnos a unos basquetbolistas amateurs que buscaban una beca para entrar a la universidad.

Sin clavarse mucho en los orígenes, The Last Dance consigue hacer un recuento veloz sobre el pasado de varios de los jugadores de ese equipo de ensueño —sí, hay especial cuidado en el pasado de Michael Jordan.

En una primer momento, este contexto personal podría parecerte de sobra o un factor de chisme; sin embargo, conforme avanzan los minutos y los capítulos, notas su razón de ser: entender las motivaciones de los deportistas.

Como un buen partido de basquetbol, este documental va de ida y vuelta. Y es que 10 capítulos no habrían sido suficientes para recabar ocho exitosos años —y todos sus precedentes—, de no aprovechar algunos saltos en el timpo; por eso, El último baile inicia en 1997 y da paso a una coreografía para hilar distintos momentos en la historia: va de las declaraciones actuales, hasta la infancia y adolescencia de los jugadores, para regresar a los juegos y años claves del equipo.

Todos recordamos al Jordan sonriente y amable, acudiendo al llamado de niños enfermos y provocando sonrisas entre sus fans. No dudamos de esa faceta del basquetbolista, pero este documental también demuestra que el líder de los Bulls tenía actitudes bastante cuestionables dentro de la cancha.

Conforme los triunfos se acumulaban, los partidos de los Bulls empezaron a adquirir tal trascendencia, que grandes celebridades empezaron a sentarse en las primeras filas del United Center —casa de los Toros de Chicago— y de cuanta cancha pisara este equipo ganador. Así que no es sorpresa, pero sí deleite, ver los cameos de personalidades como Madonna, Spike Lee, Danny DeVito y Jerry Seinfeld, incluso un recién rescatado del Titanic Leonardo DiCaprio. Todos eran taaan jóvenes y taaan amantes del basquet.

Cuando empezaron a ganar fama, los jugadores no podían mantener tan privada su vida personal y pasatiempos. Por eso, todo el mundo se enteró de las millonarias apuestas de Michael Jordan y de las noches de fiesta en Las Vegas de Dennis Rodman. Aquí te las recuerdan de forma express con el objetivo de aclarar rumores y ponerle un poco de sabor a los capítulos.

Cuando no imaginamos ver a MJ derribado, ocurrió la desaparición y asesinato de su padre. Pero El último baile no da tanto foco a esa noticia crucial, sino a las consecuencias emocionales que tuvo Jordan a partir de ese momento y que lo llevaron a tomar decisiones drásticas en su carrera. Por si fuera poco, Hehir va soltando paulatinamente, y cuando menos lo esperas, datos importantes sobre el número 23 de los Bulls y su progenitor, que pondrán al filo de tus ojos algunas lagrimillas traicioneras. 

Con todo el éxito a cuestas, Michael Jordan se convirtió en protagonista de comerciales y embajador de marcas, incluso inició con una línea de tenis para Nike: los famosos Jordan. A pesar de tantos patrocinios, el basquetbolista no perdió honestidad y en algún momento revela que los primeros Jordan que usó no fueron tan cómodos y que prefiere otra marca de calzado deportivo. ¡Gracias por el aviso!

Claro que este documental no está exento de momentos frustrantes, como cuando nos enteramos que le hicieron una muy mala jugada contractual a Scottie Pippen: a pesar de ser uno de los mejores jugadores de la liga, era de los que peor paga recibían en aquellos años.

Desde Justin Timberlake, que juntaba sus domingos para comprarse los nuevo Jordans —seguramente eso era antes de que ingresara a Disney Club—, hasta la perspectiva de figuras políticas como Barack Obama, quien de una forma muy polite da su opinión sobre la postura pasiva de Michael Jordan hacia la comunidad afroestadounidense. Eso sí, el expresidente no deja de reconocer la trascendencia del 23 y toda esa generación de los Bulls: “Hicieron del deporte un espectáculo. Fueron embajadores de Estados Unidos en el mundo”, dice.

Vemos a Jordan tirar hacia la canasta desde media cancha, en una posición muy complicada, y el balón entra adonde debe sin mayor complicación. Y aunque pareciera una anotación hecha por una deidad, ese tiro lo hizo un mortal que puede enfermarse del estómago en un día clave, si come pizza de dudosa procedencia y a horas no adecuadas... como cualquiera.

Las anécdotas de mamás, hermanos e hijos de los jugadores tienen doble función aquí: la primera es terminar de amarrar las escenas emotivas y cuasi lacrimosas de The Last Dance; pero especialmente sirven para darle mayores dimensiones a los protagonistas del documental.

¿Cuántos años tenías cuando Jordan era una súper estrella? Si rondabas por los siete o 12 años, seguramente suplicaste por ir al cine para verlo en una película animada con Bugs Bunny y sus amigos. Pues bien, esos recuerdos no podían quedar fuera de esta compilación y verás qué tanto hacía Jordan durante la filmación de Space Jam, en sus “descansos”.

¿Qué hubo detrás de cada contratación y mala decisión sobre el equipo de Chicago? Para no dejar espacio a los rumores, los directivos de ese entonces dicen sus argumentos y verdades, especialmente dan las razones por las que decidieron cortar el contrato de Phil Jackson y con eso despedir a toda una generación de estrellas deportivas. Cada quien arma su juicio.

¿Qué provocó la rivalidad entre los Bulls de Chicago y los Pistons de Detroit? Que si el juego sucio, que si un desdén, que de todo nos enteramos en uno de los episodios de este documental. Claro que las declaraciones de ambos bandos alimentan nuestro morbo, pero sus palabras funcionan también para comprender el peso de cada juego entre este par.

Ya dijimos que Jordan no era tan amable en la duela ni en los entrenamientos, y que varios de sus compañeros tienen comentarios no tan positivos sobre su caracter. Pero al mismo tiempo, ellos admiten que gracias a que MJ los empujó a dar más de sí, toda esa alineación se mantuvo al mismo nivel y lograron los famosos seis campeonatos. Como espectadores, lo que también descubrimos al ver este serial es la capacidad de Jordan de desprenderse de protagonismos, reconocer malos momentos y posiciones, y ceder el balón para beneficio del equipo —cof, cof, nos faltan más de esos en el fut mexicano.

Cuando le dieron carta abierta a Michael Jordan de formar la mejor alineación de basquetbolistas para representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, no dudó en llamar incluso a quienes eran considerados sus “enemigos”. Y no hubo falla: con Larry Bird, Scottie Pippen, Clyde Drexler, Magic Johnson y Karl Malone, entre otros, el considerado Dream Team se llevó la medalla de oro.

Cuando Jordan fue fichado por el equipo de Chicago, no encontró a los deportistas más comprometidos que digamos; la leyenda confiesa que las fiestas a las que era invitado, implicaban varias líneas de coca y muchos excesos más. Con el tiempo, esos y otros aspectos del deporte fueron cambiando; el basquetbol empezó a adquirir tal protagonismo, que se convirtió en todo un espectáculo y referente cultural.

A pesar de ser un relato no lineal, que salta en el tiempo y entre los personajes involucrados con mucha frecuencia, The Last Dance no te pierde. El documental sabe guiarte a través de una historia redondita, que no deja cabos sueltos a pesar de la diversidad de tópicos que maneja y concluye adonde promete llevarte: el último campeonato de los Toros. Quizá el final no es revelador —es bien sabido que el equipo de Chicago ganó seis torneos en ocho años o que Jordan se retiró en 1996 para dedicarse al baseball—, pero el director Jason Hehir convierte el viaje en algo emocionante y sabe hacer los cortes precisos para emocionarte con cada canasta.

Aunque poco, el material de archivo que revela lo que eran capaces de hacer los seguidores de los Bulls para acercarse a los jugadores, especialmente a Michael Jackson, es magia: como la niña que pidió de Navidad unos boletos para el último juego en Chicago en lugar de juguetes o el afortunado chiquillo que un día se paró en la valla del United Center y recibió un par de tenis de Michael Jordan.

Cuando Michael decide retirarse (por primera vez) del basquet, al poco tiempo ya estaba con bat en mano para entrarle al deporte que lo acompañó en su infancia: el baseball. Si bien con los Bulls era un dios, en cuanto cambió la duela por el diamante, MJ aterrizó con toda la humildad para respetar las reglas del juego en la liga AA, escuchar a su equipo, transformar su cuerpo para rendir mejor frente al bat y otras revelaciones más que conocemos en el documental.

Por la cantidad de entrevistas que tiene y las figuras que aquí dan sus declaraciones por primera vez en casi 20 años, esta serie sin duda tendrá que ser retomada por cualquiera que quiera hacer referencia al basquetbol y, especialmente, a los Toros de Chicago.