La puerta siempre está abierta. Miles de pasos han cruzado el antiguo portal del inmueble que fue propiedad del pintor José Clemente Orozco, una placa conmemorativa lo indica en la entrada. Actualmente, este lugar histórico es un testimonio vivo de la multiculturalidad y la convivencia pacífica. La Casa de los Amigos, es una asociación civil de la comunidad cuáquera que brinda apoyo a migrantes y grupos vulnerables.
El ambiente dentro de la casa es sumamente cálido, los habitantes y voluntarios reciben a todos los visitantes con mucha amabilidad. Los muros vibran con calor de hogar. La misión de la casa es buscar justicia social y un trato amigable a la comunidad internacional. La sana convivencia, reflexión, respeto y tolerancia son los valores que la asociación promueve, junto con una serie de actividades culturales y de entretenimiento para la integración de los huéspedes.
Nico Wright, uno de los dirigentes de la casa, comenta que la asociación fue fundada en 1956 por la comunidad cuáquera, con la intención de mejorar las relaciones entre México y Estados Unidos y para fomentar la cordialidad entre todas las naciones. Por más de 60 años han trabajado por la protección de los derechos fundamentales de los migrantes que al llegar a tierras mexicanas se encuentran con muchos problemas y desprotección.
La casa cuenta con 46 habitaciones disponibles para el alojamiento de los visitantes. El programa de hospedaje solidario apoya a refugiados, solicitantes de asilo, migrantes y victimas de trata de personas permite su estadía por algunos días o semanas, les ayudan a asesorarse o a dirigirlos con fundaciones que apoyan a los migrantes, como Sin Fronteras, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en México y la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados.
Además de ofrecer alimentos a los huéspedes, la casa organiza clases de español e inglés, lecciones de yoga, ciclos de cine y charlas sobre justicia social. La labor de los voluntarios es de suma relevancia para el funcionamiento del lugar, también el apoyo del público es necesario, ya que requieren de donaciones para cubrir gastos.
Diariamente ofrecen desayuno para todo el público a un costo de 30 pesos y todos los domingos se celebra la hora de adoración silenciosa a las 11am, donde la comunidad cuáquera y los invitados experimentan un rato de reflexión y espiritualidad en completo silencio.