Indiscutiblemente, si quieres impresionar a alguien o tú mismo quedarte sin aliento con la guapura de un lugar, la opción es Taverna. Este nuevo bar en la Juárez, cuyo hogar es una casa preciosa que fue construida en la primera década de 1900, tiene una propuesta de cocina mediterránea, en donde se nota que lo primordial es la calidad de los productos.
El espacio está dividido en tres: primero, un bar con mesas altas y una barra al fondo que se antoja para un par de tapas y una cerveza. Después, hay un espacio en un patio, donde las mesas están montadas con platos y copas, que invitan a una comida más en forma.
Al final, y en un sótano, están algunos salones más privados (que no te espante la palabra sótano, los techos son muy altos y la ventilación y el aforo son muy adecuados). Ahí puedes tomarte un trago después de la cena o esperar tu mesa en el patio.
La comida es rica y versátil: puedes comer bien y abundante –prueba el sándwich de costilla braseada con encurtidos - o pedir algo para picar. Los imprescindibles son el pan tomate, inspirado en la muy hermosa costumbre española de comer pan con su embarradita de salsa de jitomate. El de Taverna es especialmente gozoso: se trata de rebanadas gruesas de pan de masa madre (buenísimo), la salsa de jitomate y, aparte, un aceite de ajo, para que cada quién le ponga a su gusto. Otra delicia son las aceitunas, que vienen variaditas, de distintos tamaños, colores y texturas.
En cuanto a los tragos, tienen lo clásico, pero muy al estilo español, como el Aperol Spritz, que va con su tradicional rodajita de naranja y también con aceitunas de las grandotas, o las recetas de la casa como el Alba Rosa con vermouth casero, jugo de toronja y soda. Además hay mocktails, vinos y chelas.
Taverna se antoja para comer y beber muy bien mientras te echas un taco de ojo con el espacio. Valoramos mucho la labor de mantener y adecuar la casa en donde ahora el bar se aloja y también el elegir productos de calidad, y eso en cada mordida se nota.
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