Ni los actuales encargados tienen idea del porqué del nombre de esta pulcata. Pero eso no impide que todos los días, de las 10 de la mañana a las 3 de la tarde, vecinos de Azcapotzalco (y uno que otro curioso que quiere corroborar con sus propios ojos la existencia del sitio) arrasen con todo el pulque blanco y los curados de frutas que elaboran ahí mismo.
El lugar está escondido detrás de un zaguán verde de lata y en realidad ocupa el espacio de un estacionamiento con una galera, bajo la que acomodan unas siete mesas de plástico, con sus respectivas sillas. El sitio, con todo y la rocola —donde lo mismo ponen a Evanescence, que a Chalino Sánchez o los Tigres del Norte— tiene una belleza muy especial.
Es común que veas a habitantes de la cuadra llegar con sus galones o bolsas de plástico, para que quienes atienden les vendan raciones de cinco litros de la bebida. Sus sabores más famosos y pedidos son el curado de Beso de novia, el de tomate, avena y apio. Los más guerreros optan por el pulque blanco, en tarro o en cubeta, o por las cervezas que se enfrían debajo de un altar a la virgen de Guadalupe.
No hay comida para comprar. Solo una mesa en al entrada donde puedes llegar a servirte chicharrón sobre una tortilla, y ponerle encima salsa martajada. Pero, ¿quien precisa de comida copiosa cuando tiene un curado de a litro enfrente?