Malaidëa

Típico que nos alcanza el fin de semana y todavía no depositan (llora con desconsuelo, sniff, sniff). Mientras el cuerpo pide fiesta y tu grupo de amigos ya está en búsqueda de dónde caer, simplemente no es opción agüitarse por ese mínimo detalle. Si caminas por Medellín, entre las calles de Querétaro y Zacatecas, encontrarás una fiesta sin derroche en un barecito cuyo gancho infalible son chelas y bebidas a menos de $50. Banda: de aquí somos.

La decoración es sencilla, con espejitos y candelabros estilo vintage repartidos en todo el lugar. La iluminación es tenue, y del techo pende una bola disco atrapada en una enorme estructura de reja con forma de piñata que resulta, francamente, algo extraña.

La carta de bebidas se acota a lo básico con mezcal, ron, brandy, tequila, vodka y whisky en las rocas o para mezclar, así como micheladas y clamatos. La chela cuesta 20 pesos hasta las 10 de la noche (después sube a 25) y puedes encontrar el whisky a 30 pesitos antes de las 2 de la mañana.

El apartado de comida no es nada complicado, pero las opciones son cumplidoras y desenfadadas. Aquí la onda es compartir y alargar la noche con algo para picar. Pueden blindar sus estómagos del alcohol barato con un fondue natural o de portobello, nachos con chorizo, tres estilos de tortas, que pueden ser campechanas, de chilorio o de chorizo, palomitas de maíz y molletes, entre otras opciones.

Con un playlist conformado por éxitos de rock en español que van desde Cerati, Molotov, Plastilina Mosh y Café Tacuba hasta Bomba Estéreo o Quiero Club -y alguna que otra rola de reggaeton colada por ahí-, Malaidëa cambia el ánimo con música ligera a cualquier noctámbulo de la capital.

Consulta el Facebook de Malaidëa para conocer sus promociones. Las reservaciones las respetan hasta las 9:30 de la noche.

Para esos días en los que la quincena no ha caído, siempre habrá buenas ideas.