Pocas cosas dan tanta dicha como encontrar bares tan increíbles como Luvina, el nuevo lugar en la Narvarte. Este es un lugar pequeño; solo tres mesas y una barra, y algunas mesas más en la parte de afuera. La barra está decorada con objetos de barro de Oaxaca y, al fondo, se alcanzan a ver todos los destilados que el bar ofrece: mezcales, sotoles, ginebras, whiskeys, pox, pulques y chelas, todos artesanales, hechos en México y veganos.
Los tragos en Luvina son deliciosos; probamos un par de gin tonics que nos sirvieron primero solo con gin y agua tónica, para que pudiéramos apreciar la ginebra, y después con unas gotitas de bitter. Y sí, todas las ginebras son mexicanas y veganas: de Hidalgo, de la CDMX, de Jalisco o de Baja California. También probamos la carta de sotoles; felizmente le entramos al Coyote de Durango, y las opciones de chela artesanal, de las que probamos una IPA de Cyprez y una Lager de Morenos, ambas marcas de la CDMX.
Lo cool de Luvina, además de los tragos y el ambiente, es que son el primer bar vegano de la CDMX. Además, Luvina es socialmente responsable y procuran favorecer el comercio local. También reducen al mínimo sus desperdicios: toda la cerveza es de barril (así se ahorran las botellas o latas); trabajan con marcas que recuperan sus envases y mandan a centros de reciclaje lo que generan de basura.
Definitivamente, este es el lugar para armar la fiesta rica y responsablemente pero, sobre todo, es el bar que te dejará pensando cómo puedes mejorar tus hábitos de consumo, más allá de una modificación en tu dieta, pensando en la responsabilidad con tu entorno.
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