Que comparta nombre con un programa deportivo de televisión puede confundir al cliente, pero no, no es un sports bar. Justo al lado de la inconfundible fachada del Bar Bar (mítico por los balazos que le propinaron a Salvador Cabañas) está este recinto, cuyo repertorio de entretenimiento ofrece más de una veintena de juegos de mesa.
Hay desde Jenga, dominó y maratón hasta Agarrón de parejas, aquel ridículo juego que alguna vez Adal Ramones promovió. Todos están disponibles en las mesas del bar o en la carta.
Con 20 años de historia intermitente, La Jugada conserva su atmósfera noventera, noventerísima, de hecho. Este billar funciona para la nueva generación de adultos contemporáneos que quieren revivir sus épocas adolescentes gracias a los vitrales de colores que recuerdan el new age, las luces neón y música pop de esa época.
La carta está llena de entradas para botanear, como choripanes, dedos de queso, chili nachos, y su especialidad, papas la jugada, a la francesa, con queso gouda y orégano. También hay platos fuertes tradicionales, como carne a la tampiqueña, y una carta de coctelería modesta pero cumplidora de la que destacan los martinis, las margaritas y los daiquiris. Todos sirven para las apuestas.