Gin Gin Polanco

Dicen por ahí que el gin tonic surgió como una cura contra la malaria. En el siglo XVIII se creó el agua tónica a base de quina, con propiedades estrictamente medicinales; fue en la India donde los soldados británicos la mezclaron con ginebra para contrarrestar su amargura.

Hoy el gin tonic no cura ninguna enfermedad, pero sí el desánimo de los habitantes de las grandes ciudades gracias a su sutil aroma a enebro y a la creatividad de la mixología contemporánea. La ginebra llegó para quedarse, y la reina ha encontrado su trono en el Gin Gin Polanco.

Con un año en operación en la Roma, este templo a la bebida predilecta de la reina Victoria ahora amplía su propuesta en la zona aledaña al parque Lincoln, en Polanco.

Cuenta con un área donde el techo es retráctil y se puede fumar bajo el cielo de una noche templada, mientras los bartenders conjuran su magia en cada trago. Dentro, en sus dos barras de coctelería con acentos de madera y plantas, encontrarás gin para todos los gustos: con toques herbales, cítricos o frutales; ligeros o emborrachadores; mezclados con cerveza, cognac o sake. Alegría, gozo y remedio contra el estrés a cada sorbo.

La carta es básicamente la misma que en la sucursal de la Roma. Está el vellocino de oro, con gin, aceitunas, limón griego, romero y agua tónica; y el gin-gin, la estrella de la casa, que mezcla la proverbial bebida con gingko biloba, jengibre, ginseng, un toque de cardamomo y agua tónica. Para gustos más atrevidos, el fénix está elaborado con gin, negro café espresso, cognac, cointreau, jengibre y almíbar.

El ambiente es más fresón que en la Roma, pero no faltan los djs invitados, los días temáticos como el Tonic Tuesday y música indie, house, deep house y, ya en la madrugada, algo de hip hop para copear con ritmo.