Alguna vez el Bulldog Café fue el amo y señor del ámbito nocturno roquero. Hoy, esa dictadura se ha perdido, cediéndole el trono a El Imperial. El lugar es famoso por sus noches de excesos y diversión protagonizadas por rock, actos de bandas emergentes y electrónica mezclada por djs nacionales e internacionales.
La concurrencia de este consentido de la Roma va desde universitarios hasta treintones (y uno que otro más veterano), de personalidades variadas dependiendo de la banda que se presente. No importa cómo te vistas, la cadena consiste en mostrar tu identificación y pagar el cover. Adentro, hipsters, fresas y metaleros conviven en son de paz.
Hay algunas mesas, pero lo típico es estar de pie y recorrer el lugar de arriba a abajo (literalmente, porque no te puedes ir sin subir a checar qué música hay en el piso de arriba, mejor conocido como El Room). Aquí se toma sin pretensiones: chelas, Jack y Coca y cubas son lo más pedido.
Seguro te toparás a algún personaje de la escena indie mexicana tomándose unos tragos o a algún locutor de radio poniendo discos mientras alguna valiente se sube a bailar al tubo de El Room. Que viva el desenfreno.