Para esos días en los que un restaurante no es suficiente, esta cantina presta sus enormes instalaciones para que puedas beber los tragos que más te gustan con un surtido de comida que rebasa los antojitos mexicanos. En cualquier momento de sus horas de servicio encontrarás gente bebiendo y comiendo, desde las corbatas que trabajan en la ocupada avenida de Tláhuac, hasta un grupo de amigos de Iztapalapa. Si no te queda cerca, es un escaparate perfecto para comenzar un fin de semana de tragos. Está a unos pasos de metro Culhuacán.
La carta de bebidas incluye vinos y champaña, rones especiales como Zacapa y los mejores tequilas y mezcales mexicanos. Micheladas, cubanas y clamatos no se quedan atrás. El menú es tan grande como el de un restaurante cosmopolita de Polanco; son más de 50 platillos, aunque aquí no te incluyen la comida con la bebida. Con las entradas podrías comenzar con un aguacate relleno de camarón, con una porción de 250 gramos; una tortilla española, un queso fundido con chistorra o incluso, jamón serrano con melón.
En la sección de pescados y mariscos no te quedarías con el antojo de un aguachile, un lomo de salmón, filete empapelado o a la veracruzana. La mejor opción para compartir es el salmón con camarones empanizados y salsa tártara. En las carnes hay costillas, chuletas, milanesas, cortes a la parrilla y pechugas, hasta carne tártara. Tienen un apartado de víceras con criadillas –al gusto–, machitos en salsa roja, verde y encebollados o una lengua a la veracruzana. Para los gustos más reservados están las mollejas de res.
Tip: pide la parrillada para cuatro personas ($990) que incluye cabrito y arrachera.