Frente a la Glorieta de Vértiz se encuentra esta cantina que muy probablemente cuenta con la mejor botana de toda la CDMX, conformada por una muy vasta carta de platillos a escoger dividida en cuatro tiempos. Imperdible el pulpo frito, la chistorra con queso y los chiles rellenos.
Para llegar al cuarto tiempo es necesario pedir un determinado número de tragos, pero eso no es siempre un problema. El lugar parece un laberinto atrapado en un pasado distópico, hay un salón privado acaso para aislar el soundtrack callejero, un tapanco, una rocola y no faltan los tríos que se acercan a las mesas para ofrecerte su talento a modo de boleros y rancheras por unos cuantos pesos, lo cual sirve para coronar un ambiente festivo.