Antes de conocer este nuevo spot, decidí comunicarme para hacer una reservación: “no hay cover, hay tragos de cortesía de 9 a 10 de la noche, ¿cuántas personas vienen?, me dijo una voz argentina al otro lado del teléfono, “mínimo dos”, fue mi respuesta.
Llegué a las 9:30pm, lo reconocí de inmediato porque había gente espetando su turno para entrar. Es una casona de los años cuarenta, comparte inmueble con el restaurante Wellington que propone una carta de cocina inglesa y francesa.
Al llegar al bar la atención se la roba la barra principal, en la que ofrecen cocteles de tequila gratuitos. Hay shots— al estilo Club Social Rhodesia—, y el resto de licores los sirven en la planta superior. Pedí una ginebra y un agua para empezar, con una buena cantidad de gin, aunque la atención fue un poco tajante y escueta.
En el primer piso la básica se mezcla con la del restaurante, pero en el segundo no, hay house y una iluminación tenue y roja donde están las consolas. Entre luces moradas y verde neón apareció una mesa de beerpong, un juego en el que bebes cerveza como un atleta de ping pong, no te preocupes: ganes o pierdas terminas borracho.
A Candelaria se viene a ligar o bailar, llega temprano para que no lo encuentres abarrotado y te sirvan rápido tus tragos de cortesía; de 1 a 3am hay otra ronda de cocteles para todos. Ojo para los encargados del bar pues encontré un detalle desagradable: el baño tenía una higiene pésima, no olviden revisar que estén presentables.