De los creadores de Mono y Campobaja, y lo que alguna vez fue Rhodesia, llega Can Can Bar, un barecito de la Roma que se convertirá en uno de los lugares en boga. Tiene la ubicación perfecta y lo que buscas hoy día: decoración retro, tragos clásicos con “twist” y comida ideal para cuando sales de trabajar.
¿Dije tragos coquetos? Se trata de una nueva propuesta de cocteles tradicionales armada por José Luis León, head bartender de Licorería Limantour. Hay siete cocteles: long island icetea, moscow mule, frozen irish coffee, paloma can can, moradito, pimm’s can can y fresco de pepino. Acá entre nos, pide el moscow, pues trae vodka, jengibre y limón, todo en buen nivel de azúcar fría y calor de alcohol para dejarte aún más sediento; después de un dulce moradito, por supuesto.
Si lo tuyo no son las combinaciones aromáticas, hay una carta extensa de destilados, licores y aguardientes; así que no extrañarás tu gin, whisky y whiskey –tienen ambos. Ojo, aunque es un bar, también encontrarás bebidas casuales, como malteadas, café, cervezas, refrescos y naranjadas, así que no importa si diste por casualidad mientras caminabas por la zona; siempre habrá algo que tomar mientras te echas un partido de futbolito o la tocada de una banda invitada.
La comida es un mix del mediterráneo con un menú de bar gringo-europeo, pide para picar unas aceitunas marinadas, una selección de charcutería o una combinación de manzana, jícama, jocoque y avellanas, que no es tan recomendable pues en sabor nos quedó a deber, quizá le faltó algo al jocoque para despuntar. La que no te puedes perder es la hamburguesa con pan artesanal y pepinillos, con carne roja por dentro; o la burrata, con roast beef y alcaparras, sobre un pan súper crujiente. Pero, pase lo que pase, deja espacio para el postre: dona con curd de moras y popping candy: lo más millenial del mundo, y también exquisito. Cada bocado es una literal explosión agridulce, vale la pena venir sólo para probar esto.
El ambiente es para amantes del precopeo y la fiesta, idóneo para llevar a tus amigas gritonas a reventar después de un arduo día de trabajo. Si pasas por Durango y ves una aglomeración juvenil en la esquina de Monterrey, es muy probable que hayas encontrado Can Can Bar.