Hace más de cien años, en la Roma, existía un café que se anunciaba como Café Europa, pero que era conocido por la comunidad literaria de la época como El Café de Nadie. Se dice que ahí, poetas como Manuel Maples Arce y Germán List Arzubide iniciaron con la corriente literaria Estridentista, que llamaba a los artistas e intelectuales del momento a dar cuenta de la transformación del mundo a través de las artes y el escándalo. Ahí, en el Café de Nadie, intelectuales y artistas se juntaban en tertulias llenas de café, tragos y cigarros.
Un siglo después después, y también en la Roma, otro Café de Nadie acaba de abrir sus puertas. Y el espacio se antoja para debatir y compartir junto con un café o un buen trago como lo hicieron aquellos poetas.
El Café de Nadie es un poco de muchas cosas. La columna vertebral de este proyecto es la música, curada por un grupo de djs que durante 10 años trabajaron en la selección de viniles que hoy funcionan como el eje sonoro del espacio. A veces, la música corre por cuenta de Café de Nadie, y en otras ocasiones tienen djs invitados.
También se rifan con la carta de alimentos. Todas las frutas y verduras provienen de Arca Tierra, una red en Xochimilco de productores agroecológicos que trabaja bajo un esquema de comercio justo. Por lo mismo, en el menú predominan las verduras y las opciones vegetarianas, como el tiradito de jícama o el aguachile de coco y sandía. Pero también tienen opciones carnívoras, como el sándwich de pollo, o, si prefieres lo del mar, el aguachile de camarón.
Pero, la mera verdad, si vas a Café de Nadie, lo imperdible es su carta de bebidas: vino francés, sake mexicano, una selección de fermentos como sidras y kombuchas —además de chela independiente e industrializada—, mezcales, cocteles de la casa y coctelería clásica.
Y hablando de coctelería clásica, lo que merece un estridentísimo poema de amor por su irreverencia y su anticonformismo, es el martini. Sin temor a equivocarme, puedo afirmar que este es uno de los mejores —si no es que el mejor— martinis de la CDMX. ¿Se acuerdan de aquel slogan, “toca, juega y aprende”? Pues así es este trago, casi interactivo. Viene en una enfriadera, así, puedes ir sirviéndote en tu copa martinera sin preocuparte por apurar tu bebida para que no se caliente. Lo mejor es que lo acompañan con una variedad de encurtidos hechos en casa. Así, puedes ponerle a tu trago zanahorias, pepinillos, aceitunas, cáscara de naranja, o hasta romanesco, ese brócoli de fractales. Este trago es una muestra de hacia dónde van las tendencias restauranteras y de los bares: el comensal forma parte; ya no es solo el espectador.
Café de Nadie es un lugar perfecto para ir a la tertulia, tomarte un café o un trago y reflexionar sobre la actualidad. El nuevo e imprescindible refugio para el antojo y el corazón.
Te recomendamos: 5 bares que ya puedes disfrutar en la CDMX.