Dicen que hay mucho de todo en Coyoacán; yo digo que hay maravillas y las que no se anuncian demasiado y pasan por discretas son verdaderas joyas. No me refiero a que su ventaja esté en que poca gente los conozca o que sean lugares ocultos, pero así como existen lugares bulliciosos para perderse en la música y en los destilados, por el contrario están aquellos que mantienen un estilo más personal, casero y cálido.
Barracopa es un sencillo bar de vinos con comfort food (comida reconfortante), tiene un jardín (techado durante las lluvias) con bancas y un área interior con barras. Tiene todo lo necesario para emprender un plan casual con amigos por la tarde para comer y precopear, o un plan uno a uno y romántico para cenar por la noche, con el tenue sonido de la fuente en el fondo.
Entre semana hay promociones para comer y beber. Los miércoles las copas de clericot están a $38 y los jueves hay 2x1 también en clericot, en tintos de verano y cervezas. La diferencia entre un tinto de verano y un clericot es que el primero solo lleva refresco y el segundo trozos de fruta fresca, bueno, también que el segundo se te sube más rápido por la exquisita acción del azúcar. Los lunes y martes come todas las pastas que quieras por $98. Tienen la caprichosa de fetuccini con una salsa cremosa de provolone, parmesano, tocino ahumado y un toque de perejil; la del consentido es una boloñesa al vino con mucho parmesano; y la berrinchuda, la que más me gustó de su carta, es fussilli con aceite de chile de árbol (estilo salsa macha) con brócoli, champiñones, espárragos, aceitunas negras, pimientos y el infalible parmesano.
Cuentan con más de 80 botellas de vino. Está el Paco y Lola, D.O Rías Baixas, para probar con la hamburguesa del patrón con $150 gramos de carne, queso provolone, mayonesa picante, verdura y papas fritas gajo, ligeramente ácidas.