La planta alta cuenta con un pequeño escenario en el que no sólo se presentan bandas de música, también es un espacio disponible para eventos culturales, presentaciones de libros, lecturas o debates. Los precios son accesibles (a veces desde los 20 pesos), la barra es famosa no sólo por las cervezas sino por la carta de curados de pulques y algunos platillos para degustar.
En el prólogo de No Irish, No Blacks, No Dogs, la biografía de los Sex Pistols, John Lydon asegura que “No tengo tiempo para mentiras o fantasías, y tu tampoco deberías. Disfruta o muere”. Una las máximas del punk es hacer de lo iconoclasta un estado mental hedonista y democrático, llevar las posturas al límite de lo desafiante y la honestidad.
Lo punk se ha tergiversado un poco. Se ha convertido, por decirlo de algún modo, en esa fantasía que tanto odiaba el buen Johnny Rotten. Ahora encuentras camisetas de los Ramones en boutiques de malls y antros de covers carísimos, en cervezas artesanales y hasta cadeneros prepotentes programan a Joy Division o los Clash. Pero no todo es así. La Ciudad de México cuenta con bares y foros que se mantienen leales a los principios más indispensables del punk y si de verdad crees que tienes una cresta en el corazón, tienes que visitar estos sitios de auténtica cepa de estoperol. Además de punk, escucha en estos bares garage rock, rockabilly, hardcore, new wave, postpunk, industrial y gótico.
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