Terruño
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Wine bars en la Ciudad de México

El mejor vino es el que a ti te gusta. Prueba desde una copa hasta varias botellas en estos bares de la CDMX

Andrea Vázquez
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Con el paso de los años, el vino se ha normalizado (no que fuera anormal, sino que ya nos dimos cuenta de que no tenemos que ser expertos para disfrutarlo). Y en ese camino, los wine bars han jugado un papel muy importante: nos han enseñado que no tenemos que gastar mucho, podemos ir de tenis y hasta podemos disfrutar de nuestra copa a pie de banqueta.

Aquí creemos que el peor enemigo del vino es el esnobismo que existe a su alrededor, por eso te invitamos a ponerte tus jeans, tus tenis y a echarte una copa en estos lugares que te harán sentir cómodo y feliz. Estos son los mejores bares de vino de la CDMX.

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Dónde tomar vino en la CDMX

  • Roma

En mi experiencia, los bares y restaurantes más pequeños son los que tienen más corazón, porque generalmente son hijos del amor por un platillo o un producto en vez de ser producto de un plan de negocios. Tal es el caso de Terruño, en la Roma, un wine bar que sirve única y exclusivamente vinos del norte del país.

Llegué a Terruño por casualidad (¿o él llegó a mí?): lo descubrí un día que fui a comer al Comal de Ceci, otro gran —pequeño— proyecto culinario. La mesera que atendió mi mesa me vio pedir una chela con decisión, y me dijo: “también tenemos vinos de Coahuila y Chihuahua”, y me dio el código QR para escanear la carta. Era de Terruño. Pedí mi copa y, cuando terminé de comer, me mudé al wine bar, que está a tan solo unos pasos del Comal de Ceci, establecimiento con el que vive en simbiosis, al igual que Tizne Tacomotora, que está a un lado del bar.

Entonces, en esa esquina de la Roma se hace un corredor gastronómico como ningún otro, y con tan solo tres locales. Puedes ir a Tizne y pedir tu vino de Terruño o sentarte en el bar y pedir que te traigan un taquito del Comal de Ceci. O como quieras, pues. Y esa relación simbiótica es parte de la personalidad del bar, pues entre los tres establecimientos comparten clientes, mesas, meseros y buenas vibras.

Ya instalada en Terruño, un local que se compone de dos mesitas exteriores y una barra que cobra vida con los muros de color rojo y rosa, le seguí con el vino norteño. Probé un Sauvignon Blanc y un Cabernet Merlot de Don Leo, una vinícola ubicada en el Valle del Tunal, en Parras. También tienen etiquetas de los chihuahueños Pinesque, vinos de San Juan de la Vaquería de Saltillo (sí: se producen vinos en Saltillo), Cavall, también de Chihuahua o Bodegas del Viento de Arteaga, Coahuila.

A pesar de su reducido tamaño, en Terruño se arma la fiesta (con sana distancia, por supuesto) en las noches. La música sube de volumen y el bar le pone onda a la calle con los foquitos que tienen colgados en los árboles y, lo que en la tarde hubiera parecido un wine bar para ir a tomar tus videollamadas mientras te echas un vinito, se transforma en el lugar más cool. Y sí, siguen sirviendo vino, además de uno que otro destilado norteño como mezcal, sotol o bacanora.

Es por eso que Terruño me robó el corazón; porque quizá por una década, al menos, muchos lugares han intentado sacar al vino de las mesas de manteles largos. Y el que llegó a lograrlo fue este lugar, que lo puso en la banqueta, en mesas de madera, y armó la fiesta.

Ahora, para los que se pregunten por qué servir solo vino norteño, aquí les va: si algo aman en Terruño, es el vino, pero aquí no hay sommeliers, solo bebedores. Y como los fundadores del lugar son norteños, decidieron darnos a los defeños la lección de que en Chihuahua y Coahuila también se hacen grandes vinos, nos obligaron a voltear a ver otras regiones productoras además de Baja California y Querétaro.

La palabra terruño se usa en vino, café y otros productos agrícolas para designar a una extensión geográfica con características climáticas específicas, mismas que otorgan particularidades a los modos de producción y, por lo tanto, al producto que compramos. Así, en Terruño resaltan lo que va del campo norteño a nuestras copas, y mejor si son en esta banqueta en la calle de Guanajuato, desde hoy, mi banqueta favorita.

Por cierto, te recomendamos estar al pendiente del Instagram de Terruño: ahí anuncian sus eventos especiales, también imperdibles (@terruno_roma).

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  • Roma
  • precio 2 de 4

Vigneron es la palabra francesa que designa a la persona que hace el vino y que cuida la tierra. A modo de homenaje a ellos, esta tienda y pequeño restaurante que acaba de abrir en la Roma lleva su nombre.

Yo no sé si a ustedes les pase, pero a mí el discurso de los sommeliers trajeados y que van cargando su tastevin (esa cosa metálica que llevan en el cuello y que parece cenicero), me cae un poco mal por pretencioso. Toda esa pretensión y esa jerga especializada termina por alejarnos a nosotros, la banda entusiasta, que queremos tomarnos nuestra copita en santa paz y sin que nadie nos regañe.

Pues bien, banda entusiasta: demos gracias por Vigeron, que es un lugar a gusto, nada pretencioso y, por si fuera poco, con grandes vinos y a muy buenos precios. Aquí ofrecen etiquetas francesas y españolas, todas producidas de manera orgánica (es decir, sin usar pesticidas) o biodinámica (todos los productos utilizados en el proceso provienen de la naturaleza y no han tenido ninguna intervención industrial; además, el calendario astronómico rige las fechas de siembra y cosecha de la uva).

Ahora, tal vez estarás pensando: “yo no sé nada de vino, ¿y me quieren mandar a un lugar con vinos orgánicos y biodinámicos?”. ¡Sí!, porque acá hay profesionales y expertos que pueden guiarte en tu compra y ayudarte a decidir la mejor opción para ti. Se vale que vayas a comprar tu botella y te la lleves a tu casa o que te quedes ahí a echarte tu copita y comer alguna de las glorisas y súper artesanales opciones de Nogal Nogal, encargados de la cocina de Vigneron durante un año.

Ahora, si de casualidad tú eres un sommelier trajeado y estás leyendo esta nota mientras contemplas tu tastevin con incertidumbre; no te preocupes, porque en Vingeron también hay opciones para gente como tú. El sommelier a cargo es Mario Luna, ganador del concurso Joven Sommelier Mexicano 2017 y súper experimentado en sommeliería y servicio, a pesar de su corta edad. Él se las sabe de todas todas y podrá ayudarte a encontrar la etiqueta que nunca has probado y que te va a sorprender, y no sólo eso: te lo va a servir en la copa indicada, te lo va a decantar si es necesario y te hará todo el protocolo de servicio, ¡mientras viste jeans!

Ahora, esto es lo que debes de saber sobre los vinos: estas etiquetas no las vas a encontrar en canales comerciales (es decir, no están en el súper, ni en grandes cadenas, solamente aquí). Entonces, quizá no encontrarás las opciones de menos de $200 que a veces elegimos para la vida cotidiana, pero sí de entre $500 o $600; considerando que estas etiquetas son producidas de manera responsable, que son opciones únicas y que recibirás una atención súper personalizada, vale la pena, ¿no? Y claro, si te quieres echar el aguinaldo, hay opciones súper premium. El cielo es el límite.

Ir a Vigneron es experimentar el vino en un lugar en donde procuran un ambiente súper relajado, pero cuidan hacer el servicio correctamente. Además, tiene una cocina muy bien equipada para ofrecer residencias temporales a proyectos gastronómicos, como ocurre actualmente con Nogal Nogal; nuestra recomendación: la ensalada de lechuga tatemada con un aderezo de mostaza antigua y su queso grana padano, y el pork grilled cheese sándwich que viene con queso taleggio, arúgula, cebolla caramelizada y lo acompañan con pepinillos hechos en casa.

Te aseguramos que, de salida, se te pegarán un par de botellas de vino para disfrutar en casa. ¡Salud!

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  • Bares de vino
  • Roma
  • precio 3 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Si buscas etiquetas mexicanas y del Valle de Guadalupe aquí las encontrarás. Puedes probar y aprender de los maridajes con chefs y sommeliers invitados. 

  • Bares de vino
  • Roma
  • precio 3 de 4
Loup Bar
Loup Bar

Uno de los temas en boga en el mundo del vino son los vinos naturales, que van más allá de las uvas orgánicas, pues se elaboran con procesos artesanales y llegan a la mesa tal como vinieron al mundo; salvajes, sin filtrar, sin sulfitos ni aditivos y con la menor intervención tecnológica posible. Beberlos es aventurarse en una nueva paleta de sabores, ya que de lote a lote es difícil mantener la consistencia, pero cada vez más vinicultores y cocineros se inclinan por ellos. En México, uno de los pioneros fue Jair Téllez (Amaya, Laja), con sus Bichi Wines, y ya hay bares especializados en ellos, como Le Tachinomi Desu y Loup, a cargo del chef Joaquín Cardoso (Hotel Carlota). La carta de bebidas incluye pocas etiquetas, pero hay buenas opciones, como el Coelemu Gordo Blanco, un chileno seco, frutal y con buena acidez (192 pesos por copa) o el refrescante Pipeño rosado (120 por copa), ambos de Louis-Antoine Luyt; además de un par de mezcales, sodas y cervezas.

Para comer, el plato de quesos con miel y pan de masa madre es perfecto para compartir y va bien con una Cru Cru Pale Ale o una Colimita Páramo. También tienen un paquete disponible de 1 a 4pm, con sopa del día y a escoger una carne tártara, sándwich de burrata o sándwich banh mi, por 220 pesos. A la carta, sirven ensaladas clásicas como la César —en porción pequeña, pero con mucho tocino y aderezo— o más propositivas, como la de endivias con aderezo de tamarindo y jalapeño, una combinación que suena rara, pero que funciona de maravilla. De platos fuertes, probé el rabo de res estofado, que el día de mi visita venía con un relish de betabel, rico, pero no muy jugoso. Disfruté mucho más su extraordinario cordero con cuscús, aceitunas verdes y limón real: la carne es melosa, perfectamente deshuesada y comprimida, con una costrita dorada que es un gozo morder, y el limón, la menta y las aceitunas que refrescan, aromatizan, contrapuntean la potencia del cordero. Al final, hay que dejar espacio para el pastel de chocolate oscuro, que se funde en la boca gloriosamente.

La música en Loup es tranquila, ideal para platicar, y el servicio es amable pero de repente te abandonan, aunque no haya más mesas. Si se aplican por ese lado y amplían sus opciones para beber, Loup escalará en las listas de favoritos, pues la comida sin duda es uno de sus puntos fuertes.

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  • Condesa

Llegué a Local 1 gracias a recomendaciones de amigos (a pesar de estar sobre Álvaro Obregón, este wine bar no es muy conocido en nuestra ciudad, mas que por aquellos que viven en el reducido nicho de los vinos naturales). Lo que yo quería era un lugar en donde pudiera sentarme en una terraza o algún espacio abierto –atributo que se ha convertido en uno de los más importantes durante la pandemia- y pasar el rato con una copa de vino para mientras trabajaba o platicaba a gusto. Y, muy importante: que fuera pet friendly. “Ve a Local 1”, me recomendaron, con seguridad. Ahí llegué y encontré todo lo que buscaba.

Local 1 es lo que es: un wine bar especializado en vinos naturales. La decoración es sobria, solamente una barra y un muro en tonos oscuros y algunas repisas en donde se exhiben botellas de vino. La barra, ubicada al centro del lugar, se extiende tanto por la parte interior del bar como hacia la terraza. Y, los ventanales ayudan a que, aunque te sientes adentro, tengas una ventilación suficiente y te puedas sentir seguro.

En el menú hay vinos naturales. También tienen mezcal In Situ, un proyecto mezcalero artesanal que solamente encontrarás en Oaxaca y aquí, en Local 1 (¡hay mezcales de diez agaves diferentes!), y chelas artesanales. Cuando fui tenían a las queretanas Hércules, fresquitas y de barril.

Cuando llegué y me acomodé en mi mesa, llegó un sommelier a preguntarme qué quería tomar y le ofreció agua a mi perrito, que sí pudo ir conmigo. Le pedí al profesional en vinos una recomendación: quería algo ligero, refrescante para la tarde calurosa y, sobre todo, rico pero sencillo. Él, confiado, llegó con una copa flauta y me sirvió un espumoso, Brutal Bestial Ancestral 17, unas burbujas españolas hechas con levaduras nativas (en los vinos tradicionales, las levaduras se inoculan, es decir, se añaden, en una cantidad específica y también en un tipo específico, en cambio las levaduras nativas son aquellas que vienen con la uva o que están en el ambiente). Cuando lo probé, no pude evitar sonreír. “Es lo que buscabas, ¿no?”, me dijo el sommelier.

Me quedé platicando con él y me contó que a Local 1 asisten los ñoños del vino natural, que ya saben qué pedir y van por ello. Pero también tienen muchos clientes que no le saben al vino, y para eso está él, para recomendarles algo que les guste o lo que lo que necesitan en ese momento. Así como yo necesitaba las burbujas que me sirvió.

En Local 1 hay vinos por copa o por botella; tienen opciones mexicanas, por supuesto, y también italianos, alemanes, franceses y españoles, junto con algunos de República Checa (¿has probado vinos checos?), austriacos y chilenos. Para acompañar puedes pedir tablas de quesos y, como en tu bar o cantina de confianza, cuando llegues te pondrán tu bowl de cacahuates.

Este wine bar se robó nuestros corazones porque logra algo a lo que muchos bares de vino –a mi juicio- deberían aspirar: a Local 1 vas a pasarla rico. Este bar no busca sentirse superior a ningún otro, y eso lo hace ser mejor que muchos. Aquí sí: échate tu copa, pregunta todas tus dudas y luego déjate llevar por la fiesta —esto último cuando las condiciones sanitarias lo permitan— y elige la bebida que quieras; ningún sommelier levantará la ceja.

Debes de saber que Local 1 es tanto wine bar como galería de arte, pero por la pandemia no han podido montar exposiciones. Seguramente cuando el semáforo epidemiológico lo permita, regresaremos a este lugar para ver arte y beber vino. 

Y, para que se te vaya antojando, te vamos a decir los cinco vinos que, sí o sí, tienes que probar en Local 1. Recuerda que los vinos naturales son producciones pequeñas, así que si cuando vayas ya no tienen alguno de estos, pregunta por otra opción, seguro tendrán algo delicioso para ti. 

Espumoso: Brutal Bestial Ancestral 17

Este espumoso hecho de una uva llamada Bobal está hecha por dos arquitectos italianos que se reinstalaron en Barcelona. Ahí elaboran vinos frescos, aciditos y refrescantes. Perfectos para una tarde calurosa.

Vino blanco: Indigeno Bianco

Este vino hecho en Abruzzo, Italia, hecho con la uva Trebbiano D’Abruzzo, de la bodega Cantina Indigeno, es la opción perfecta para comenzar: refrescante, ligero y feliz, así como las estancias en Local 1.

Vino naranja: Marto Weiss

Este vino alemán, hecho por el joven productor Martín Wörner, tiene aromas a jengibre y jazmín. Sus sabores cítricos y tropicales lo hacen una súper opción para una tarde calurosa.

Vino rosado: Octágono

Prueba este rosado guanajuatense que está hecho con la variedad Rosa del Perú. Huele a frutos rojos, cereza y jamaica y va perfecto con tus taquitos favoritos.

Vino tinto: Merak

De este vino de Cava Garambullo, una vinícola de San Miguel de Allende, solo se hicieron 300 botellas. Sus notas complejas a flores y vainilla te van a encantar.

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  • Zona Rosa

Wine geeks: déjenlo todo, porque les urge conocer el nuevo Wine Bar by Concours Mondial de Bruxelles. El lugar, coordinado por Carlos Borboa, director del Concurso Mundial de Bruselas para México, sirve todos los vinos y espirituosos medallados y, lo mejor de todo, los sirve sin pretensiones.

El Wine Bar by Concours Mondial de Bruxelles está dividido en salas; cada una de ellas está pensada para ser una experiencia diferente. En la primera hay 18 opciones de vino por copeo que van cambiando cada semana y, para que puedas probar más etiquetas, sirven copas desde 50 hasta 150ml. Se vale pedir una copa, ser libre, y caminar por el resto del wine bar.

La siguiente sala es la wine library, llena de todos los vinos y destilados mexicanos medallados por el Concurso Mundial de Bruselas. Ahí, los vinos están para leerse: tienen un código, como en las bibliotecas de la infancia, y en la parte de atrás está toda la información del fermentado: variedades, regiones de producción y qué medalla obtuvieron en el concurso.

De ahí, hay que subir al segundo piso, en donde están los vinos y espirituosos del resto del mundo; cerca de 250 etiquetas. La intención es que, en el transcurso de un año, entre tres mil y tres mil 500 etiquetas hayan sido descorchadas en este bar. ¡Imagínate, tendrías que tomarte 10 copas distintas cada día para probar todos los vinos del año!

El siguiente salón es el Oak Room, ambientado como un bistrot europeo, en donde se vale sentarse a leer acompañado de una copa de vino. Y para los más clavados está el último salón, el speakeasy más ñoño del mundo: las aulas de la Escuela Mexicana de Té y de la Escuela Mexicana de Sommeliers, que están tras una puerta oculta.

La propuesta culinaria del wine bar es contundente: no hay cubiertos. La intención es quitarle lo protocolario al vino, entonces, todas las tapas se comen con las manos. Te recomendamos la súper sexy hojaldra de mole, rellena con pavo rostizado. Eso sí, la misión es para valientes: requiere sí o sí de chuparte los dedos mientras te tomas tu copa de vino de concurso. También hay quesos; la selección estuvo a cargo de Lee Salas, experto en encontrar quesos tipo europeo hechos por productores mexicanos. ¿Algo dulce? unas trufas de chocolate.

La oferta de destilados, todos medallados, también es sorprendente. Eso sí, en este wine bar no hacen cocteles, y eso incluye a las aguas tónicas o aguas minerales. El destilado que pidas, te lo tomarás derechito; pero no es esnobismo, es para que aprendamos a valorar los productos por sí mismos.

El Wine Bar by Concours Mondial de Bruxelles es atendido por puros wine geeks que andan en tenis y jeans y que no esconden sus tatuajes. El tipo de servicio es como en una Mac Store; cualquier persona a la que le preguntes, está más que capacitada para darte información y para establecer el diálogo que tú quieras alrededor de los vinos, los destilados y las tapas. Pura comodidad, puro conocimiento, y puro gusto de beber y compartir los mejores vinos y destilados del mundo, a un precio súper accesible.

Recomendado: Bares de vino en la Ciudad de México.

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  • Bares de vino
  • Roma
  • precio 2 de 4
Romelia
Romelia

La selección de vinos incluye en su mayoría etiquetas chilenas de la región de Colchagua y Maipo, con un mix de caldos españoles y mexicanos del Valle de Guadalupe.

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