Yves Klein pensó que había que eliminar a los pájaros. Tumbado a sus 18 años en una playa de Niza, el artista decidió que quería firmar el cielo con su nombre, pero esas manchas voladoras hacían agujeros sobre su lienzo. ¿Cómo podría desprenderse de ellos para alcanzar el abismo azul? Klein exploró esa posibilidad hasta 1962, cuando a sus 34 años fue víctima de una serie de infartos que lo condujeron a la muerte, a pesar de que gozaba de buena salud e incluso era cinta negra en judo.
La explicación de qué fue lo que terminó con su vida podría estar en el mismo método que empleó para realizar su cometido: el pintor francés inventó y patentó el Azul Internacional Klein (IBK, por sus siglas en inglés), un color de pigmento ultramarino intenso hecho con materiales tóxicos y peligrosos que utilizaba para crear obras que llegaran a ese vacío absoluto.
La trayectoria de Yves Klein fue breve pero intensa, en siete años produjo un total de 1,200 obras, desde cuadros monocromáticos, esculturas con esponjas hasta obras hechas con fuego y aire. A pesar de las diferentes técnicas que experimentó, el artista se movía en un aspecto conceptual donde la idea de la obra era más importante que la ejecución. Alguna vez dijo que sus pinturas eran las cenizas de su creación. Se resistía a la idea de que la pieza era un fin por sí mismo y la entendía en función de lo único que nos pertenece: la vida.
Ahora experimentarás el arte de Klein en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo. Se trata de Yves Klein, la primera exposición retrospectiva del artista en Latinoamérica, coorganizada con la Fundación Proas de Buenos Aires, bajo la curaduría de Daniel Moquay, responsable del Yves Klein Archives, en París.
Una fotografía donde el artista se arroja desde la ventana del segundo piso de un edificio es lo primero que verás al entrar a la primera de las tres salas. La exhibición muestra de manera cronológica tres de las principales preocupaciones de Klein: la monocromía, la materialidad de la carne y el arte como campo inmaterial. Hay un total de 75 obras y un centenar de documentos como cartas, fotografías, dibujos y videos.
La muestra inicia con el primer monocromo hecho por Klein Expresión del universo de color naranja (1955), obra que desencadenaría una serie de cuadros polémicos y, al principio, rechazados por el jurado del Salon des Réalités Nouvelle, en París.
Monocromías rosas, dorados y rojos componen esta primera parte, pero lo que más destaca son las piezas de un azul intenso. Fue en el Azul Internacional Klein donde el artista encontró un campo de sensibilidad inmaterial, color que marcaría gran parte de su obra que se distancia de la abstracción y la figuración de esa época.
Esa tonalidad la trasladó a diferentes objetos: esponjas, esferas, esculturas y un biombo están impregnados de esa tensión entre la condición material e inmaterial del arte a través del azul ultramar. Una de las obras que captará tu atención es Pigmento, una enorme plataforma en el suelo que contiene kilos de ese pigmento azul y al centro una esfera flotando. Con esta obra Klein quería que el público situara su mirada al suelo, pues afirmaba que siempre estamos acostumbrados a apreciar las obras de frente, en la pared.
También resalta una de las series más famosas del artista: Antropometrías, un acto que se ejecutó en marzo de 1960 en la Galerie d’Arts Contemporains, en Francia, donde tres mujeres desnudas se sumergían en la pintura azul y se lanzaban impulsivamente sobre el lienzo mientras una orquesta tocaba la partitura de la Sinfonía monótona silente (1949), una composición de un solo sonido y mucho silencio. El experimento atrajo al cineasta Paolo Cavara para hacer el documental Mondo Cane, presentado en el Festival Internacional de Cine de Cannes, en 1962.
Otra etapa importante que contiene la muestra es la de su serie Pinturas de fuego y otras elaboradas con viento y agua. Ahí esos elementos de la naturaleza se convierten en los pinceles para abordar el concepto de impregnación, fundamental en la obra de Klein.
Pero el reto más difícil de la curaduría se encuentra en las obras inmateriales, unas de las acciones más radicales del artista. Tal es el caso de la serie Monocromos en oro y la pieza Zonas de sensibilidad inmaterial pictórica, que consistió en vender un vacío a cambio de oro puro.
Yves Klein tuvo acercamientos con otros artistas importantes como Anish Kapoor y Mathias Goertiz. Su vida fue siempre polémica y con constante trabajo. Este montaje es el pretexto perfecto para introducirse en su trabajo, desde sus inicios, sus preocupaciones, sus reflexiones y sus producciones artísticas. Klein es una de las figuras más importantes del siglo XX para el arte contemporáneo, uno de los primeros hombres en integrar el arte y la vida en una aventura unificada.