Antes que otra cosa, los visitantes del MARCO Monterrey corrían a tomarse selfies con las esculturas de chicas de porcelana con pelo afro, diseñadas por Liz Jones, cuyas tetas expulsaban moloko, una bebida de leche adicionada con velocentina que, según la novela de Anthony Burgess La naranja mecánica, estimula la violencia deliberada, haciéndola parecer un orgasmo y era el coctel preferido de Alex de Large. No puedo asegurar si todos los que capturaban el momento habían visto la película a la que pertenecen estas referencias. Pero seguro que reconocían las estiradas pestañas postizas en el ojo derecho y el uniforme blanco de tirantes negros de Alex y los drogos de La naranja mecánica (1971).
Estas piezas no sólo son diseños que marcan un punto y aparte en la historia de la moda, también han sido homenajeadas cientos de veces en caricaturas para niños, series de televisión y otras películas. La exposición sobre el cineasta Stanley Kubrick, que por fin llega a la CDMX teniendo como sede la Cineteca Nacional, cuenta con un maniquí de este icónico ropaje de la cultura pop.
Otros emblemas de Kubrick que trascendieron la historia del cine son la famosa escena de labomba cayendo al vacío en Dr. Strangelove (1964), la secuencia espacial de 2001: Una odisea en el espacio (1968) o a las maniáticas expresiones de Jack Nicholson en El resplandor (1980). A lo largo de la exposición, organizada por el Deutsches Filmmuseum, verás vestuario, fotografías, guiones, maquetas, proyecciones y más elementos que formaron parte de estas películas y que pertenecen a la colección de la familia Kubrick y a otros acervos de coleccionistas privados.
El director fue creador de múltiples referentes culturales del siglo XX, a pesar de que los premios no abundaron en su carrera. Esto es señal de que un Oscar no lo es todo, ya que el joven obsesivo que inició su carrera como fotógrafo de la revista Look dirigió filmes que han dejado marca, como Barry Lyndon (1975), Cara de guerra (1985) y Ojos bien cerrados (1999), su filme póstumo.
La muestra, curada por Hans Peter Reichmann y Tim Heptner de parte del Deutsches Filmmuseum y por el crítico e investigador Juan Arturo Brennan y José Antonio Valdés del equipo de Cineteca Nacional, te sumerge en cada una de las películas de Kubrick. Cada filme está representado por algún elemento de su escenografía, por ejemplo, al entrar a la sala de 2001: una odisea del espacio automáticamente sientes que flotas en el universo gracias a la recreación de la escena inicial del filme, a las naves y satélites que cuelgan del techo y a la musicalización del espacio. Alrededor de todos estos elementos se ubican objetos como storyboards, anotaciones de la mano de Kubrick y su equipo, el traje del simio y el de astronauta, además de la estatuilla del Óscar que obtuvo por Mejores efectos especiales.
En las 16 secciones de la muestra se exhiben las obsesiones perfeccionistas de Kubrick, fetiches del director preocupado por la pulcritud y, sobre todo, por el lenguaje cinematográfico. Kubrick es el cine por el cine, por ello con la exposición vendrá un ciclo con toda su filmografía (18 filmes, tanto cortos como largometrajes) que se exhibirán del 3 al 18 de diciembre.
Estará disponible una app de la muestra que incluye audioguias de cada una de las secciones, con datos que complementarán tu experiencia en la exposición.