Hay artistas que alcanzan renombre y prestigio desde el principio, pero hay otros que se mueven por debajo del agua, que contribuyen al panorama artístico de muchas formas, pero que no son tan reconocidos en sus épocas más prominentes. Este último es el caso de Santos Balmori, un artista y profesor mexicano-español excepcional que ayudó a construir el arte visual mexicano del siglo XX y que dejó una Huella Indeleble.
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Santos Balmori. La Huella Indeleble
Ahora el Museo Nacional de Arte (MUNAL), busca rendirle un homenaje al pintor con la exposición Santos Balmori. La Huella Indeleble. Una muestra que recupera 318 piezas (ofrecidas, sobre todo de colecciones privadas), y acomodadas en 9 núcleos temáticos. Podremos ver desde fotografías e ilustraciones, obra gráfica y documental, hasta pinturas. Sobre todo pinturas.
¿Qué podremos ver en la exposición?
Los temas que abordó son muy diversos ya que hay desde piezas antifascistas que criticaban la figura de personajes como Hitler, a iconografía femenina y de baile. Los cuerpos de mujeres dominan todo un núcleo temático y se entrelazan con las figuras en movimientos de tus obras de danza. También hay pinturas en blanco y negro que destacan por sus pinceladas más fuertes, es una de las partes que más nos gustó.
Su valioso trabajo como maestro
Y como ya adelantamos al inicio, no era solo artista, también era profesor. En esta faceta también dio grandes aportaciones, y es que si bien él tenía un estilo claro y marcado que era imposible no heredar de cierta forma a sus estudiantes, siempre los empujó a buscar su propia voz y discurso. Los dejó volar para que cada uno explorara. Así que también vemos las obras de algunos de sus alumnos, obras en las que vemos diversidad de estilos, colores y lenguajes. Nos parece maravilloso esto, porque la labor de los que enseñan no siempre es bien valorada, recordarlo y reconocerlo también como instructor, es un punto que añade mucho a la exposición.
La curaduría
El trabajo curatorial fue extenso, pues les llevó cerca de tres años de la mano de María Estela Duarte y Gerardo Traeger con la colaboración de los investigadores Emanuel Ortiz y Andrea Gonzáles. De hecho, al inicio de la exposición podemos ver la sala del “Gabinete Personal”, donde se ven los trabajos de los últimos años de vida de Balmori, quien fue amigo precisamente de Traeger, quien prestó muchas de las obras que se aprecian. Esta sala se siente muy personal y de alguna manera es la base para todo lo que vemos después.
Sin duda, Santos Balmori. La Huella Indeleble nos presenta a un artista no reconocido lo suficiente solo por caprichos del mercado y la industria, pues talento es algo que se ve en cada núcleo. Piezas poderosas, divertidas, encantadoras y de una proeza técnica difícil de menospreciar.
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