Detrás de una fachada rosa en plena Roma hay un lugar en el que alguna vez también entró Diego Rivera y Rufino Tamayo. Es un pequeño salón con tres salas y tres pisos llenos de luz en el que mes con mes artistas plásticos contemporáneos prestan su obra para quien se atreva a mirar.
El Salón de la Plástica Mexicana, fundado en 1949, es un recinto que forma parte de la red de museos del INBA y que en sus origenes estaba en la calle de Puebla. Durante sus primeros años, tuvo un gran auge de artistas y aficionados al arte tal que la venta de piezas artísticas escaló a millones. La mayoría de sus 51 miembros fundadores son ahora artistas reconocidos en la historia del siglo XX mexicano, como Frida Kahlo, Gerardo murillo “Dr. Atl”, Juan O’Gorman, David Alfaro Siqueiros y Jorge González Camarena. Pero el tiempo no pasa en balde y las ventas del salón decayeron al igual que la relación con los artistas, así cambió de calle pero no de colonia y con el paso del tiempo se pronosticó más de una vez su “inminente” desaparición. Pese a todo el salón sigue de pie y abierto a los ojos de todos sus visitantes.
Es un espacio no excluyente en el que caben todas las corrientes artísticas: pintura, escultura, fotografía y cerámica, vigentes en México desde la segunda mitad del siglo XX hasta lo que va del XXI. Es así como centenas de artistas, vivos y muertos se han sumado a su lista de colaboradores y miembros. Desde su fundación se acordó que siempre y de manera simultánea en sus instalaciones coexistirían una exposición individual y una colectiva.
El Salón de la Plástica Mexicana es un recinto que perdura con las puertas abiertas tras su fachada a pesar del tiempo y del olvido para quien se atreva a entrar y conocer en sus salas una embarrada de arte plástico contemporáneo.