"Snikt!" es la onomatopeya con la que representan el sonido que, como escalofriante resultado del choque entre metal y hueso, producirían las garras de adamantium al salir de los puños de Wolverine. Término que en este caso sirve de título para una breve aventura de dicho personaje, y que bien podemos tomarle como una analogía del concepto que nos presenta, resultado de la conjunción del cómic estadounidense y el manga, el cual fue parte de una serie de productos lanzados por Marvel a principios de este siglo, época en la que para la mayoría de los fans del ya mencionado estilo asiático eso era prácticamente un sacrilegio, pero que a final de cuentas fue solo parte del natural intercambio entre dos expresiones artísticas, y en términos generales aquí redundó en interesantes resultados.
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Sobre todo en lo que se refiere a la propuesta visual que explota desde las mismas portadas y contraportadas con viñetas sobre negro donde las figuras de rostros pálidos emergen cual si fuera manchones de tinta, entre escenarios que se materializan con pinceladas de colores asfixiantes, entregando secuencias recargadas, inquietantes y hasta terroríficas. Destaca además el dramático contraste en las atmósferas del mundo post apocalíptico en el que se desarrolla la acción, definidas por tonos naranjas para los exteriores que de ese modo lucen siempre hostiles e incandescentes, y azulados para las laberínticas e inquietantes entrañas de un planeta casi muerto.
La trama que se apunta en la línea del ciberpunk con sus universos distópicos asolados por criaturas tecno orgánicas, pese a que tiene su punto débil en la simpleza de la premisa y las pocas sorpresas del desarrollo, ya no digamos que profundice en algún cuestionamiento filosófico o existencial; si saca provecho de los rasgos de la personalidad del protagonista, los cuales le volvieran tan popular en los 90s consolidándole como un antihéroe irascible atormentado por un pasado misterioso del que ni él tenía mayor detalle, llevándole a los terrenos del entretenimiento para el joven adulto, donde luce como el personaje ideal de lo que si hubiera tenido un poco más de complejidad sería un seinen con todas las de la ley.
Cómo sea, Snikt!, que además se presenta como un pasaje autoconclusivo, es una bella y satisfactoria curiosidad que para los fans del amado mutante de Marvel se convierte en un verdadero objeto de colección. Es obra del artista Tsutomu Nihei -Noise, Blame!, y Editorial Panini la publica en una edición que incluye parte del arte original en blanco y negro, además de una galería con las ilustraciones de las portadas. Puede conseguir tu ejemplar por medio de este enlace.
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