No importa si los protagonistas son un gato y un ratón, un coyote y un correcaminos o una hormiga y un oso hormiguero, la fórmula de agresivas persecuciones ha existido dentro del entretenimiento desde hace mucho tiempo, y permanece hasta nuestros días respondiendo a ese retorcido gusto que tiene el ser humano por la comedia con base a la violencia.
Por ello era más que inevitable que dentro de una serie como Los Simpson, cuya principal virtud es satirizar la vida, existieran un par de personajes que protagonizando salvajes pasajes televisivos -mismos que servían para compensar el tiempo sobrante de los diferentes andares de la ya mencionada familia amarilla- irónicamente le dieran “sentido a la violencia sin sentido” evidenciándola como tal, en este caso a través del humor negro para evitar caer en panfletos inútiles con pretensiones didácticas.
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Por supuesto nos referimos a Tomy y Daly, dos animalejos psicópatas que en realidad se basan en Herman y Katnipc, y según la ficción fueron creados por Roger Myers que de por si ya se presenta como una divertida burla de la célebre figura de Walt Disney, cuya ideología ha sido discutida hasta el cansancio. Incluso en su momento los productores consideraron darle a esta pareja autodestructiva su propio show, pero al hacer una prueba juntando los distintos cortos que han protagonizado, les pareció excesivo el festín de sangre y cercenamientos, por lo cual nunca llegó a realizarse.
En cambio lo que sí se concretó en los 90s fue su salto al mundo de las viñetas bajo el sello Bongo y, aunque las cantidades de sangre y sadismo se ven disminuidas con el afán de alcanzar a un público más amplio, la sorna sobre el negocio del espectáculo permanece detrás la simpleza del concepto ahora enfocado en historias un poco más largas pero de lectura muy ligera y bastante simpáticas. Tal es el caso de La vuelta al mundo en 80 pedazos, la cual no solo hace referencia al clásico La vuelta al mundo en 80 Días, sino que retoma el espíritu extravagante de las viejas películas Hollywoodenses de comedia socarrona con trayectos en automóvil tipo El mundo está loco, loco, loco (1963), Carrera de locos (1981), o la un tanto más reciente Rat Race (2001).
Se trata de la aventura que inaugura la miniserie de Tomy y Daly, hoy traída de nueva cuenta a nuestro país por Editorial Kamite, quienes convenientemente han decido conservarle su cabecera original, Itchy y Scratchy, y además se han comprometido en darle continuidad incluyendo la entrega que da pie a ¡Cuando los bongos colisionan!, primer entrega del evento que abarca los diferentes títulos de los cómics de Los Simpson, pero de ese ya hablaremos en su momento.
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