En los últimos años varios museos de la ciudad, como el Kaluz, el MUNAL y el del Palacio de Bellas Artes, han hecho esfuerzos para visibilizar el trabajo de decenas de mujeres artistas históricamente olvidadas e ignoradas. El MUAC no ha quedado atrás y uno de los frutos de esos esfuerzos es esta exposición, Geometría Sensible, donde recuperán la obra de una artista clave para el desarrollo de la abstracción geométrica siglo XX: Myra Landau. Estas piezas resultan hipnóticas y disruptivas para su momento histórico. Te contamos lo que nos pareció.
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¿Quién es Myra Landau?
Para empezar, debes conocer un poco de Landau. De origen rumano, escapó de la persecución nazi en 1940 a los catorce años, vivió en París, Coímbra y Lisboa antes de emigrar con su familia a Río de Janeiro, Brasil. En los años 60 se estableció en México, donde se integró activamente en la escena artística durante más de tres décadas, justo cuando el arte abstracto ganaba terreno. En 1974, comenzó a enseñar en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Veracruzana y luego se convirtió en investigadora en el Instituto de Estética de la misma universidad.
Landau fue una pionera en México, renovando el grabado y utilizando pastel sobre lino sin preparar. Durante este tiempo, creó su serie "Ritmos", donde exploró la abstracción geométrica sensible, influida por el arte geométrico brasileño.
¿Qué encontramos en Geometría Sensible?
En su exposición en el MUAC, damos un recorrido por todas las etapas y estilos de Landau. Su obra se caracteriza de otros artistas abstractos y geométricos porque sus lineas son mucho más caóticas, rompiéndose entre sí, con texturas y rectángulos concéntricos trazados a mano, evocan textiles tradicionales, pentagramas o laberintos.
Sin duda, su obra fue extensiva, en las dos salas del MUAC que ocupa Geometría Sensible, pareciera que intentaron ocupar cada espacio posible para no dejar de lado ni una obra seleccionada. Y no, no se siente atiborrada. En realidad, su evolución es fascinante, de libros y bocetos, a pinturas y textiles con hilos sumamente delicados. Y no se siente repetitivo ya que Landau experimentó con muchas formas y composiciones.
No podemos dejar de lado la museografía, que al igual que la obra de la artista, parece tener un acomodo ligeramente laberíntico. Nada que te confunda, pero sí que nutre la experiencia.
De forma general esta exposición no se siente tan innovadora como el MUAC ya nos tiene acostumbrados, pero su Landau sí nos resultó maravillosa por su trabajo tan vasto y diverso. Sin duda una gran opción para disfrutar en tu próxima visita al CCU.
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