Esta casa del siglo XVIII se inauguró en 1758 como seminario conciliar del Señor San José. Durante la Guerra de Independencia, en 1810, funcionó como cuartel y cárcel, aunque a finales del siglo XIX funcionó como liceo de chicos y biblioteca pública.
Fue hasta el 1 de noviembre de 1918, que el primer museólogo de Jalisco, Juan Farías y Álvarez del Castillo, inauguró el Museo de Bellas Artes con obra del acervo de la Academia San Carlos, de la Ciudad de México. En 1923 cambia oficialmente su nombre a Museo Regional de Guadalajara.
Este recinto cultural se encuentra en la parte oriente de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres. Cuenta con 14 salas distribuidas en dos pisos, todas alrededor de un patio central con jardines y una fuente.
Las primeras salas están enfocadas a la paleontología y la prehistoria de la zona, en la que explican las diferentes culturas que habitaron y muestran figuras prehispánicas, cráneos de tigres dientes de sable y rinocerontes. Una de las piezas más famosas es el esqueleto de un mamut fosilizado, que fue encontrado en la región de Santa Catarina (al suroeste de Guadalajara), en 1962.
Otra sala muestra la historia de Jalisco con pinturas y fotografías que muestran el papel de la zona para la Guerra de Independencia. El acervo que más resalta es la de pinturas de arte sacro que van del siglo XVII, al XIX. Además, los pasillos del edificio exhiben desde vírgenes talladas en roca, hasta los primeros automóviles ingleses del siglo XIX.
Para variar la oferta, cada año tienen exposiciones temporales, por ejemplo, en mi visita se exhibía Grandes Maestros del Arte Popular de Iberoamérica, en la que se mostraban piezas de artesanos hechas con barro, azúcar, cera, madera y papel.
Todos los días tienen visitas guiadas, una a las 10am y otra a las 2:30pm. Te recomendamos agendar tu cita un día antes. El permiso para tomar fotos tiene un costo de $45, para que preguntes por el en taquilla.