Literal, tus “corazonadas” serán las protagonistas de las cuatro piezas presentadas por el artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer, dentro de un espacio sui géneris al sur de la CDMX. Arte Abierto en Artz Pedregal presenta Latidos, una serie de instalaciones que tienen como eje principal el efecto físico del ritmo cardíaco del visitante, información que se traduce por medio de determinados dispositivos y se incorporará a las piezas de la muestra.
Lozano-Hemmer, reconocido artista conceptual, quien ha sido uno de los precursores de este tipo de manifestaciones, elige cuatro trabajos para la exposición: el primero, Corazonadas remotas (originalmente presentada en otra versión en la frontera de Ciudad Juárez) es una interacción on line donde un usuario pone las palmas de su mano en una plataforma, misma que detectará sus latidos y que, en otro sitio, en este caso en un museo en Puebla, se vinculará con un dispositivo idéntico y con una persona que esté llevando a cabo la misma acción.
La segunda pieza es nombrada por Lozano como Índice de corazonadas. Presentada originalmente en 2010 en Manchester, Zürich y Santa Fé, crea una gran imagen a manera de mosaico en los muros de una sala, que son al mismo tiempo gigantes pantallas. Después de que el visitante coloca sus dedos en un dispositivo, las fotos de huellas dactilares quedan registradas y se incorporan a las que han dejado ya 10,000 participantes, quedando en primer plano la suya. En esta pieza, se trata de resaltar la finitud y el desplazamiento.
La tercera se titula Tanque de corazonadas, instalación que, además de su valor estético y su belleza, traduce el ritmo cardiaco a ondas en un pequeño estanque, así como en un reflejo de luces. Una pieza que de manera sutil resume la intención del artista de observar la actividad del cuerpo humano, de su presencia y de su afectación.
La última propuesta se titula Almacén de corazonadas, obra que se construyó en un cuarto oscuro repleto de lámparas colocadas en el techo dispuestas de manera simétrica y formando una cuadrícula en toda la sala. Luego de que el visitante ha hecho contacto, las luces (similares a los focos de hace décadas) se van prendiendo y apagando al ritmo del corazón y generando un sonido, un latido al unísono.
Arte Abierto en Artz Pedregal hace honor a su nombre y en su primera muestra, Latidos, el papel del visitante es crucial en combinación con el uso de la tecnología. La propuesta es clara: en esta exposición se combina una instalación que deriva de un argumento, y por otra parte, de un trabajo creativo y estético que avala la selección.
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