El barrio del arquitecto Luis Barragán guarda un secreto. Su vecino, Fernando Romero, arquitecto y fanático del diseño industrial, convirtió su antigua oficina en la galería Archivo Diseño y Arquitectura, un espacio para exhibir 1,500 objetos que ha recolectado.
No se trata de una oda al ego. Aquí hay una labor mucho más emocionante. Se convoca a curadores para que elijan ciertos objetos bajo una línea temática que invita a reflexionar sobre cómo estos artículos influyen en la vida cotidiana.
Han presentado exposiciones de objetos cuyo diseño cumple con exigencias arquitectónicas, cada uno con esquemas o dibujos que explican su funcionamiento.
El guía y encargado de la museografía es Gil Cienfuegos, un diseñador industrial que se encarga de explicarte la relevancia del objeto según su fabricación, historia, función o innovación. Así, las estructuras con las que convives todos los días cobran un nuevo valor.
Dentro de las piezas exhibidas encuentras juguetes, artefactos y hasta un mecano de la década de 1920, una silla J&J de Kohn (la primera en ser armable, personalizada y comercial), una bici Strida hecha de una estructura plegable a partir de un triángulo y otras invenciones nostálgicas, como un par de view-masters.
Otras muestras, como Aquí y allá, han presentado objetos de distintas culturas. Por ejemplo, la importancia del café cambia al contrastar una tetera de peltre, una prensa francesa, la cafetera italiana y una tetera japonesa.
Esta es la primera de futuras instalaciones que se eligen por concurso. También cuenta con una biblioteca sobre arte, diseño y arquitectura.