En Ciudad Universitaria, una de las más grandes proezas estilísticas, artísticas, arquitectónicas y urbanísticas realizadas en nuestro país durante el siglo XX, destaca el Espacio escultórico de la UNAM. Esta obra colectiva fue creada por los arquitectos Helen Escobedo, Manuel Felguérez, Mathias Goeritz, Hersúa, Sebastián y Federico Silva en 1979. Nunca habrá una organización pública o privada que equipare los logros culturales dispuestos en las más de 700 hectáreas que conforman su territorio, a pesar de los muchos conflictos académicos, políticos u organizacionales por los que atraviesa.
En el conjunto destaca el Espacio escultórico de la UNAM, una muestra de arte colectivo que varía las reglas de lo que entonces se conocía como espacio público. Sesenta y cuatro grandes bloques triangulares de concreto dispuestos sobre un círculo exterior de 120 metros de diámetro rodean un mar de lava negra cercado en piedra volcánica. Incrustado dentro de la Reserva Ecológica del Pedregal, representa otro momento irrepetible: el ofrecimiento del arte a un público distinto, el estudiantil. Sorprenden los usos tan distintos que se le ha dado a esta extraordinaria figura: se ven desde personas meditando hasta encuentros amorosos. El tipo de cosas que puede generar una obra maestra.