Artistas de Salón ACME que demuestran el poder del arte joven

La plataforma de difusión de arte emergente cumple seis años

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Desde su primera edición, Salón ACME se ha destacado por ser un espacio refrescante abierto al arte joven mexicano. Durante cada año, se expande a propuestas plurales de arte contemporáneo, editoriales independientes, así como producciones de estados invitados (Baja California en esta edición). 

Con acceso gratuito, la sexta edición de Salón ACME —durante la semana del arte— se caracterizará por descentralizar el arte contemporáneo en la Ciudad de México para ponerlo a circular a distintos públicos.

Recomendado: Exposiciones que debes ver en la semana del arte

1. Néstor Jiménez (México, 1988)

“Creo que una parte importante en la carrera de todo artista es la mediación público/obra de arte, es decir, ¿cómo acercar la obra al espectador?”, comenta el artista. 

Movimientos sociales, programas de asistencia social, propaganda política y la presencia del comunismo son temas que Jiménez explora en su trabajo. A través del dibujo y la pintura, reconstruye acontecimientos históricos que explican el régimen político actual en México.

El desastre nos iguala a cero es un díptico que representa a dos colonias ubicadas en polaridades geográficas y económicas: Santa Fe e Iztapalapa, ambas ante el desgajamiento de un cerro. Imagen con la que el artista aborda el desastre como posibilidad de igualitarismo social, es decir, las clases sociales en igualdad a partir de la vulnerabilidad.

2. Circe Irasema (México, 1987)

“Las redes sociales juegan un papel importante en la exhibición de obra de artistas jóvenes. La hiperconectividad que surge en internet tiene una incidencia en los modos de creación”, declara Cirse. 

Desde la intersección entre arte y cultura popular, la producción de Irasema circula en torno a los objetos comerciales de uso doméstico y producción en serie. Como artista joven, apela por los espacios de intercambio y conversación entre creadores multidisciplinarios. Bolitas falsas de papel es una serie de dibujos compuesta por esferas de madera que simulan la textura de una hoja de cuaderno. Objetos un tanto surreales que hacen un guiño a la geometría ortogonal.

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3. Alan Sierra (México, 1990)

“La experiencia condensada y geolocalizada de exhibiciones es una buena forma de conocer la ciudad y acercarse al arte actual. Ya sea que nuestra propuesta les parezca atractiva o no, existe la posibilidad de un vínculo espontáneo entre artista y observador, eso me parece increíble”, declara Sierra.

Desde hace un tiempo, Sierra se ha ocupado en acceder al conocimiento de los materiales a través de las artes menores. En este sentido, las técnicas de las manualidades, el maquillaje o la repostería le resultan atractivas como solución estética.

Palacio interior es una escultura de dos párpados de porcelana fría a los que incrustó pestañas cosméticas. El título remite a un estado mental ideal en el que la materialidad de las cosas queda en segundo plano. La fabricación de un par de ojos cerrados para un espacio de exhibición apunta a la valoración de experiencias que se sitúan más allá de lo visible.

4. Carlos Iván Hernández (México, 1984)

“Hay una variedad y una efervescencia de propuestas para un público amplio. Más allá de la parte comercial de las ferias de arte, es una reflexión sobre lo que está sucediendo con gran parte de estos circuitos”, Carlos Iván.

Actualmente Hernández trabaja con materiales procedentes del campo, por lo general objetos o desechos cargados de historia o memoria. Su interés artístico parte de la idea de la constante regeneración y colapso simultáneo.

Ocotillo da nombre a tres dibujos de “esculturas” con varas de ocotillos, un matorral desértico con distintos usos en el norte del país. De entre éstos, el artista se centra en el uso para construcción de vallado y estructuras para viviendas, que también son utilizados como ornato, combustible y en ceremonias étnicas.

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