Arte y cultura en Santa María La Ribera

Ámbar Luna Quintanar, organizadora de la caminata Nocturna, nos enseña cómo a través del arte coreográfico podemos relacionar nuestro cuerpo con el territorio de una manera cordial y sin perturbarlo. Forma parte de esto en las caminantas Nocturna que se realizan en Santa María la Ribera durante octubre y noviembre. ¡Visítalas ahora! 

La dictadura del cuerpo

Desde pequeñas, las mujeres somos evaluadas por nuestra apariencia, nuestro valor yace en cómo lucimos, y el amor que recibimos coexiste con base en nuestra belleza (incluso el amor propio). Esta dictadura afirma que ser bellas nos dará acceso a espacios, oportunidades, privilegios, felicidad y reconocimiento, e indica que si no lo somos tenemos que cambiar y hacer todo lo posible por no ser “feas”. Por supuesto el estándar de la mujer perfecta es inalcanzable, por no decir inexistente. El cuerpo de las mujeres no se adecúa a los estereotipos deseables del otro, nos encontramos insatisfechas por no poder alcanzar estas aspiraciones y aprendemos a odiarnos y a sentirnos insuficientes por no poder adecuarnos a lo socialmente aceptado.

Nuestro cuerpo es el lugar donde residimos, es nuestra posesión más valiosa, nuestro templo, y por eso debemos a aprender a habitarlo y a amarlo. Esta tarea no es nada sencilla pues requiere de un abandono a las prácticas tradicionales de  maltrato a nuestros cuerpos y una resignificación de estos.

Este cambio profundo se realiza de manera personal y colectiva. A nivel individual armonizando con una misma y disfrutando nuestro ser (autoconciencia), y a nivel colectivo acompañando, legitimando y apoyando a las demás (sororidad).

Las mujeres y el espacio

Nocturna es una caminata nocturna guiada por Santa María la Ribera que propone una experiencia coreográfica de sanación de la relación de las mujeres con su cuerpo y con el territorio a través de los afectos.

Por mucho tiempo las mujeres hemos sido retiradas de los espacios, no los ocupamos ni nos relacionamos con ellos. Nuestra tarea es comenzar a territorializarlos y configurarlos para que sean lugares habitables para nosotras. No desde concepciones hegemónicas de conquista, explotación o supremacía, sino a través de una relación amable y no violenta.

Es por eso que, bajo estas premisas, la bailarina, coreógrafa, gestora e investigadora escénica Ámbar Luna nos invita a ser parte de su increíble proyecto de encuentro entre mujeres y espacios: Nocturna, fusionando el pensamiento coreográfico y la acción urbana desde una colectividad segura, acompañada y gozosa. Nocturna es una caminata gratuita dirigida a mujeres de todas las edades, las niñas pueden asistir siempre y cuando estén acompañadas de una adulta y estará disponible hasta el 6 de noviembre en el Museo Universitario del Chopo.

Convierte tus noches de fin de semana en momentos de reconexión contigo misma, asiste a Nocturna.

Kiosco Morisco de Santa María la Ribera. Sáb 6pm. Gratis. 

Museo Universitario del Chopo. C. Dr. Enrique González Martínez 10, Sta María la Ribera. Dom 6pm. Gratis. 

Recomendación. Centro Cultural El Hormiguero: un recinto teatral poco convencional. 

Para nosotros este es un espacio cultura porque en sus alrededores siempre se hacen pequeñas obras, performance y más.

En su oficina de la Unidad de Parques y Jardines de la Delegación Cuauhtémoc, dentro de un viejo y destartalado edificio de la colonia San Simón Tolnáhuac, Claudia Guillén suspira y dice: “No sabes lo difícil que es ser funcionario público”. Como responsable de la oficina de monumentos, tiene a su cargo la conservación de más de 435 espacios públicos y construcciones. Su equipo operativo es de sólo 40 personas y tiene un coche a su disposición. “Mucha voluntad sí hay, pero nada más”, se queja.

El Kiosco Morisco de Santa María la Ribera es uno de los afortunados monumentos en los que ha asignado a una persona de vigilancia para combatir las faltas más básicas a la civilidad: que los patinetos hagan sus suertes acrobáticas en las escaleras o que los vecinos usen la duela como un gigantesco pañal para sus perros. “A veces me pongo a volantear el reglamento y de plano les digo que ni lo lean, que sólo no hagan aquí lo que no hacen en su casa”, dice Claudia.

Lo que sí ha logrado es restaurar la cantera desportillada, reponer las lámparas interiores que unos maloras rompieron a lo baboso, instalar iluminación artística con la que el kiosco resplandece por las noches, programar una limpieza profunda al mes y, a pesar del vandalismo recurrente, establecer alianzas con algunos santamaríalaribereños conscientes. “Hay una vecina que cuando se topa con alguna pieza suelta, se la lleva a su casa y nos habla para que la recoloquemos”, dice.

Claudia dice que hay un gran proyecto para mejorar el área (y enmendar algunas metidas de pata de la remodelación de 2010 –a cargo de la Autoridad del Espacio Público–, como el haber dejado las jardineras muy bajitas y la tierra se sale a los andadores), pero que no les han aprobado el presupuesto. Mientras, seguirá trabajando en este mantenimiento preventivo con la mejor de sus herramientas: su amor por el patrimonio.