Más que en un hotel, cuando Ricardo Legorreta creó el proyecto del Camino Real, edificio ubicado en Mariano Escobedo en Polanco, pensó en construir una obra total que integrará la arquitectura, el arte y el diseño.
El inmueble inaugurado en 1968 se convirtió en un emblema arquitectónico de la Ciudad de México. Aunque al paso de los años ha sufrido remodelaciones que alteraron el proyecto original, esta muestra propone la reconstrucción de la historia del proyecto de Legorreta, mediante una investigación, cuyo formato curatorial fue desarrollado por Pablo León de la Barra.
En ARCHIVO (S) Hotel Camino Real te recibe una maqueta a escala del Camino Real. Esta pieza fue creada por Alberto Vivar, el maquetista que trabajó con Legorreta en el proyecto original del hotel.
El Camino Real fue concebido para ser más que un simple hotel. Para Legorreta era más bien una especie de museo, ya que en el inmueble convivían obras de artistas como Alexander Calder, Mathias Goeritz (quién hizo de la fachada), Pedro Friedeberg, Luís Barragán, y Anni Albers.
Lance Wyman, el creador de la imagen del mundial de México 68 y los iconos del Metro de la Ciudad de México, fue el encargado de crear el logotipo y la imagen institucional del hotel. En la exposición verás bocetos e imágenes de los uniformes de los empleados que tenían los diseños que Wyman.
Dispuestas alrededor de la sala de exposición se encuentran fotografías de Armando Salas Portugal, que son testimonio de los planos, los espacios del hotel en la época de los sesenta y hasta una escultura de Calder que estaba dentro del edificio. Aquí verás una réplica en el jardín del recinto.
Al fondo de la sala hay un ejemplo del mobiliario Knoll, un par de sillas y un escritorio que simulan ser uno de los cuartos. En el muro vemos una réplica de un tapiz hecho con lana de Anni Albers, que se perdió luego de la segunda remodelación del hotel. La réplica fue hecha por la diseñadora Carla Fernández, en colaboración con artesanos oaxaqueños.
Como parte de la muestra se exhibe un fragmento de la película Quiero la cabeza de Alfredo García de Sam Peckinpah, una historia violenta que tomó algunas habitaciones y el lobby del hotel como locaciones.
Este archivo abierto no sólo debe interesarle a los clavados en arquitectura y diseño, los aficionados por la historia de la ciudad encontrarán piezas que narran una parte de la historia de nuestra metrópoli y sus edificios icónicos.
La exposición es la primera de una serie de investigaciones sobre la arquitectura y el diseño en México, además de la revisión de acervos planea una serie de actividades paralelas, como charlas, proyecciones y más.