Su performance yace en la apropiación cultural y entabla un incómodo diálogo entre sujeto y objeto generado a través de sus diferentes personajes. Todos ellos esconden a Gudiño detrás de una pesada máscara basada en las tradicionales mascaradas latinoamericanas, personajes ideados a partir de sus antepasados directos y la exageración como recurso retórico.
¿Quién es Andrés Gudiño y cómo empezó?
Andrés es un artista tico multidisciplinario y tatuador quien se formó en arquitectura y especializó en pintura en la Universidad de Costa Rica. Pensó que la raíz de su arte y principalmente su performance se podría potencializar en la Ciudad de México; y tuvo razón, ya que México cuenta con una variedad de textiles, colores y personas que usa para hacer sus obras.
México le dio éste rush que necesitaba para armar lo que actualmente presenta entre CDMX y Nueva York. A pesar de verse influenciado por las ciudades y el contexto, su arte surge de un espacio interno y sexual.
¿De qué trata la obra de Andrés Gudiño?
La búsqueda de Gudiño recae en el provocar, incomodar y molestar a los de alrededor. Su trabajo es una forma de entender su sexualidad afectada por el contexto. En sus performances no habla, tan sólo sale semidesnudo y coloca una de sus máscaras la cual no le permite ver ni hablar, lo cual lo hace completamente vulnerable. En ocasiones utiliza una máscara idéntica pero más reducida para cubrir sus genitales. Mientras tanto, un sujeto graba las reacciones de la gente que va pasando. Es un juego que activa incomodidades, diversión y morbo en los espectadores. La experiencia humorística y artística sucede en lugares random donde el pópulo abunda tal como Times Square, Coney Island o el Monumento a la Revolución.
La interacción creada en sus performances va más allá, es un juego erótico con el sonido, el espacio, la luz y la persona. Es una intimidad y un morbo uno-a-uno que puede llegarse a simular con la intensidad con la que sucede en un strip club, en un club de citas o un cuarto oscuro.
Gudiño incorpora los textiles étnicos y las técnicas como máscaras de papel en su obra ya que remontan a la identidad cultural. Incorpora los textiles debido a la historia de represión que conllevaba trabajarlos. Esa labor doméstica no era considerada un arte y Gudiño trata de corromper dicha idea en conjunto de generar una dualidad entre masculino y femenino. Ninguno de sus personajes es identificable bajo algún sexo o género con la intención de borrar cualquier identidad, inclusive la de Andrés Gudiño. El juego es mutuo, para el artista (cegado por la máscara), como para el espectador, quien interactúa con el. Un beso o un empujón, burlas, risas, empoderamiento o miedo es lo que puede causar, pero Gudiño tiene el objetivo de comprender cómo usar el cuerpo e involucrar al espectador en su trabajo. Es una experiencia completamente psicológica y sobre lo que crea el morbo ante lo público.
Sus personajes parecen caricaturas de niños con facciones de adulto. Utiliza trazos sucios, sin pensar y libres al momento de imprimirlos. Las técnicas hablan por sí solas y Gudiño relaciona dichas técnicas con esa expresión de sensaciones que fluctúan entre placer y nervios. Los juguetes pueden ser para niños o sexuales, por lo que Gudiño reinterpreta los juguetes y los adapta a sus pícaros personajes.
Su performance y personajes son abordados en otra técnica que involucra la intimidad, la técnica y experiencia del tatuaje. Es una extensión de su performance y obras llevado a la perpetuidad en la piel. Grabar en la dermis y la corporalidad que esto involucra, es conectar.
El artista tiene planes cercanos para presentarse en México, Berlín y Nueva York. Su humor grotesco está disponible en obras plásticas para coleccionar, en fotografía y videos.
IG @gudino.a