Medio siglo ha transcurrido desde que se realizaron los Juegos Olímpicos de México 68 y con ellos, el corredor escultórico más grande del mundo: la Ruta de la Amistad, con más de 17 km de longitud. Las 22 obras representan a las diferentes culturas de los cinco continentes que participaron durante las olimpiadas en 1968 y se trata de un proyecto impulsado por el escultor Mathias Goeritz y el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez.
Las esculturas elaboradas en concreto fueron abandonadas durante 25 años y desde 1994, el Patronato México 68 se ha dado a la tarea de rescatar y restaurar las obras representativas de arte moderno. En 2013 la ruta fue modificada, reubicando las piezas en el trébol vial localizado en Insurgentes y Periférico. Actualmente, el patronato busca convertir estas esculturas en Patrimonio Artístico de la Nación.
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