La retrospectiva de Pedro Valtierra es un homenaje entrañable, uno que refresca la memoria de quienes ya conocen a este grande de la fotografía mexicana, y también un interesante descubrimiento para la generación de los que veinteañeros que nacieron con la agencia Cuartoscuro, fundada por él.
Curada de manera didáctica y acompañada de interesantes testimonios (de colegas, escritores y del mismo autor), la muestra revisa tres décadas del trabajo de este fotógrafo zacatecano, incluyendo tiras de contacto expuestas por primera vez, y lo ubica en su contexto.
Sus fotos no pesan sólo por cómo evidencian conflictos, desastres naturales y personajes en situaciones extremas, sino también, y sobre todo, son un parteaguas en el fotoperiodismo de México: las imágenes de las mujeres indígenas de X'oyep que se enfrentan a los soldados, los mineros desnudos en huelga en Real del Monte, o la soldado de Nicaragua, se volvieron íconos de los sucesos que retrataban, pero también se asentaron como pilares de un nuevo lenguaje fotográfico, publicadas bajo nuevas reglas y en espacios que no había, en una cátedra sobre la cobertura fotográfica del último cuarto de siglo.