Balcones con barandales de hierro forjado, arcos de medio punto, leones, gárgolas y una fuente en forma de concha con una sirena tocando una guitarra es lo que verás en el edificio barroco del siglo XVIII (Francisco Guerrero y Torres) que en 1964 abrió sus puertas como El Museo de la Ciudad de México. Pero que algún día fue Palacio de los Condes de Santiago de Calimaya.
Al entrar al patio principal te encontrarás camiones de 1923, taxis del siglo XVII y una carroza del siglo XVIII que complementan el objetivo del museo que es hablar sobre la historia, arte y temas en torno a la Ciudad de México. Encontrarás un museo de sitio y el estudio del artista impresionista Joaquín Clausell (1866-1935), quien trabajaba aquí y utilizaba las paredes de su habitación como lienzos; mezclaba la pintura ahí y después creaba cuadros a partir de esas manchas.
En noviembre de 2017 y con una inversión de 35 millones de pesos, el museo se remodeló y reabrió sus puertas con una ambiciosa exposición titulada La Ciudad de México en el arte. Travesía de ocho siglos; un recorrido sobre el arte que nació y se inspiró en nuestra capital con obras de Frida Kahlo, José Clemente Orozco, Francis Alys, Abraham Cruzvillegas y más.
Ojo, este edificio aún conserva elementos prehispánicos como muros de cal y canto y una cabeza de serpiente en la esquina suroeste de la fachada.