No sólo llama la atención por tener un nombre tan extraño, también porque es un recinto dedicado y especializado en las artes decorativas. Este museo se encuentra en la finca que perteneció a don Antonio Hagenbeck y de la Lama, quien a lo largo de su vida coleccionó con fervor piezas de arquitectura novohispana y europea, mobiliario barroco, pinturas, textiles como cortinas o tapetes, candiles, fotografías y grabados.
Entrar a la Casa de la Bola es como cruzar un portal que te transporta al siglo XIX, la conjunción entre muebles y decoración es un testimonio fiel de cómo vivía la aristocracia en México durante esta época. La colección se distribuye en los 13 salones de la casa, incluye tapices de corte europeo, piezas de porcelana y muebles de estilo Boulle (la característica principal de estos muebles son los relieves y marcos en bronce). Los salones del segundo piso, decorados con un estilo ecléctico, contrastan con las otras salas donde prevalecen características de arquitectura colonial, como el patio central con columnas de cantera y una bella fuente rodeada de vegetación.
Algunas de las piezas más interesantes son unos gabinetes italianos de estilo barroco y una amplia colección de relojes, hay algunos de caja grande, de chimenea y otros bañados con oro y plata.
El acervo de pintura incluye lienzos coloniales de artistas como Pelegrín Clavé, las hermanas San Román y algunas obras de la autoría de Haghenbeck.