1. Monumento a la Revolución (Foto: Iván Macías)
    Foto: Iván Macías
  2. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  3. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  4. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  5. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  6. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  7. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  8. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  9. Foto: Alejandra Carbajal
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  10. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal
  11. Foto: Alejandra Carbajal
    Foto: Alejandra Carbajal

Reseña

Monumento a la Revolución Mexicana

4 de 5 estrellas
  • Museos y centros culturales | Historia
  • Tabacalera
  • Crítica de Time Out
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Time Out dice

Si hay íconos arquitectónicos en la Ciudad de México a los que les sobra historia, de entre ellos definitivamente destaca el Monumento a la Revolución, ubicado al centro de la Plaza de la República, en la colonia Tabacalera.

Y es que este recinto se pensó inicialmente para ser el Palacio Legislativo de México, en la época del régimen de Porfirio Díaz. Más tarde, la construcción se pausó debido al inicio de la Revolución Mexicana. Después de la guerra, entre 1933 a 1938, el arquitecto Carlos Obregón Santacilia rescató la obra inconclusa de Émile Bénard, y junto con el escultor mexicano Oliverio Martínez, le dio forma al monumento que conocemos hoy en día. 

Desde 1938 hasta 1970, el monumento funcionó como mirador y éste permaneció abierto al público de la Ciudad de México por tres décadas; hasta que el elevador para ascender fue clausurado de forma permanente. 

En el año 2010, con motivo de festejos por el Centenario de la Revolución Mexicana, las puertas del interior y del mirador del monumento tuvieron una revolución propia y volvieron a abrirse para los habitantes de la CDMX. 

Esto fue posible gracias al proyecto Revolucionarte (por revolución, evolución y arte). Se trata de un concepto creado por el equipo del Monumento a la Revolución (MRM) para mantener vivo este espacio. El propósito es que la gente se encuentre con una sorpresa en cada una de sus visitas: una nueva exposición, un concierto o cualquier manifestación de arte que puedan tener.

La primera actividad de este programa fue la apertura de la galería Paseo Cimentación, con la exposición de Gottfried Helnwein. “Es una manera de conocer los cimientos del MRM, una estructura de acero –tipo Eiffel– que está un nivel abajo del vestíbulo, y por otro lado es un laberinto subterráneo muy interesante para tener exposiciones de video, audio, foto, muy contemporáneas que sean específicas o que se unan a las manifestaciones de arte que podamos tener en el espacio que se crea entre la cúpula y los cuatro pilares, que permite a los artistas hacer intervenciones en gran formato”, explica Eva López-Sánchez, directora de Promoción y Cultura del MRM.

En diciembre de 2012 inauguraron la primera parte de unas galerías dentro de la estructura: la Galería Estructura 1910, que tiene tres pisos, pequeños auditorios y espacios en donde se ubican instalaciones interactivas que hablan de la historia del monumento.

Descubrir el interior de lo que pudo ser el Palacio Legislativo de México es maravilloso: impresionan hasta los remaches y las figuras simétricas que se observan en la estructura. Pero igualmente cautiva subir el Monumento a la Revolución por su elevador panorámico, que te lleva hasta la parte de las doble cúpula: una de piedra y otra de cobre pintado.

Desde ese punto, en el corredor exterior, puedes observar muy bien los alrededores del monumento, incluso distingues el Palacio de Bellas Artes y el Museo Nacional de Arte. Pero no es lo más alto a lo que puedes llegar. En la cúspide, a más de 65 metros de altura, está la linternilla o mirador: ahí sí te sentirás en la cima del Monumento a la Revolución y desde ahí tienes una de las mejores vistas de la Ciudad de México. 

Quizá una de los puntos más emocionantes de este recorrido es que para llegar al mirador, subes por el elevador original. Éste data del año 1938 y en esa época solo podían utilizarlo el presidente de México y una que otra visita diplomática. "Tiene una trayectoria inclinada y sube entre las dos cúpulas de cobre del monumento”, explica Eva. Definitivamente se siente como un viaje en el tiempo.

Después de recorrer el museo —ubicado en el vestíbulo y cimentación— y deleitarte con el mirador, date una vuelta al café del Monumento a la Revolución: Adelita café. Con la finalidad de tener una buena relación con los vecinos, aquí ofrecen productos de la colonia Tabacalera. 

El menú de Adelita Café se compone de comida tradicional de México. “Queremos crear un corredor cultural que vaya del Museo de San Carlos al MRM y que incluya cafés, restaurantes, tiendas –como la de guayaberas y de discos de acetato–. También queremos hacer un día de la colonia Tabacalera, en la que los comerciantes locales puedan conocer un poco lo que ofrece cada uno de los negocios. Queremos lograr algo similar a lo que se ha convertido la Plaza de la República”. 

Es por esto que, desde su reapertura, el Monumento a la Revolución es una parada obligada para los habitantes y visitantes de la Ciudad de México; ya sea que quieran adentrarse a la Historia de México, o simplemente descubrir un lugar que enamora por dentro y por fuera. 

Detalles

Dirección
Plaza De La República s/n
Tabacalera
México, DF
Transporte
Metro Revolución. Metrobús Tabacalera
Precio
Entrada: $40. Estudiantes, maestros y adultos mayores: $20
Horas de apertura
Lun, mar y jue 12-8pm, mié 12-6pm, vie-sáb 12-10pm, dom 10am-8pm
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