A toda marcha
Qué mejor muestra de que somos una raza gritona que nuestro amor por protestar. Si nos desgañitamos cuando estamos felices, con más razón cuando algo no nos parece. El inconveniente para la circulación vehicular es que sucede todos los días. Aunque no ha faltado el político despistado que ha querido embotellar nuestros gritos en un marchódromo, no hay manera de callar nuestra voz ni las graciosas cantaletas que le dedicamos al político en turno que nos rompió el corazón. Porque, además, las adaptamos para, en caso necesario, cambiar el nombre del político y volverlas a ocupar, al fin que suenan muy musicales y graciosas. Urge un Cancionero para marchas y plantones. Mientras, te dejamos una de nuestras favoritas: ¡Gaviota, gaviota, tu esposo es un idiota!