Foto: Cortesía Vasava
Foto: Cortesía Vasava

Entrevista con Toni Sellés de Vasava

Platicamos con uno de los fundadores de Vasava sobre la instalación Readmymind, que presentarán junto con GASTV en la Academia Mexicana de Creatividad

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Vasava es un estudio originario de Barcelona que se vale de diferentes disciplinas como tipografía, ilustración, diseño interactivo y animación para crear proyectos. Visitan nuestro país para presentar Readmymind, una instalación creada exprofeso para la exposición colectiva ON! Handcrafted Digital Playgrounds en el Museo de Arte Moderno de Cincinnati, en 2013. Platicamos con Toni Sellés, miembro fundador del colectivo para saber por qué quieren leer la mente de las personas.

¿Cómo surgió Vasava?

Empezó como una empresa familiar. Me junté con mi hijo Bruno y decidimos hacer un proyecto de diseño con nuestra esencia y peculiar visión y, sobretodo, sin estar contaminado por algo externo. Empezamos en nuestra casa, poco a poco fuimos caminando y se sumaron más personas.

¿Qué tan complejo es vincular diferentes corrientes artísticas en sus proyectos?

No fue tan complejo, desde el principio quisimos que no ser solamente una empresa de diseño de servicio al cliente, sino un espacio de expresión y manifestación de lo que es uno y lo que quiere hacer. Empezamos de cero, incorporamos muchos elementos que llamaban nuestra atención, tanto de medios digitales como tradicionales. Nuestra máxima: "No esperes el proyecto de tus sueños, si no llega ¡invéntalo!".

¿Cómo fue el proceso creativo de Readmymind? ¿En qué consiste la instalación?
Bueno, este proyecto es un gran ejemplo de nuestra naturaleza, nunca utilizamos la línea recta como camino más interesante, siempre zigzagueamos y nos complicamos la vida. Una de las condiciones que autoimpusimos fue no hacer una pieza digital, porque hoy en día es el medio para producir cualquier cosa.

Así que se nos ocurrió apropiarnos de los view-masters, esos juguetes que tanto nos emocionaron de niños. Decidimos hacer 49 ilustraciones que pudieran verse en estos mecanismos. El proceso implicó aprender cómo hacer las ilustraciones para que pudieran visualizarse en tres dimensiones. Después creamos siete personajes de la vida cotidiana, los dotamos de personalidad y dividimos el trabajo entre todos los chicos del estudio, para que cada uno representara las ideas y el universo de estas personas en siete ilustraciones.

¿Cuál fue el principal reto?

Queríamos que el trabajo de los ilustradores fuera diverso y disperso, pero coherente. Aunque tenemos estilos y maneras diferentes, podemos trabajar los mismos tonos. Mantener una línea entre todos los participantes fue interesante. La gente disfrutó mucho el proceso.

¿Qué querían reflejar con los personajes?

Son gente que te puedes encontrar en la calle, como un recién egresado del servicio militar que viene colapsado por la experiencia bélica, una viejecita que tiene problemas típicos de anciano, la médico que vive obsesionada por el estrés tiene muy mala relación con el marido y hasta un perro, Bruno que ve y piensa en cosas propias de su mundo: caca, pipi, comida. Es una instalación para tomarse un buen rato y mirarse, nuestra intención es que mediante las escenas se pueda definir a los personajes de manera completa.

¿Por qué querer leer la mente de estas personas?

El diseño es transmisión de mundos, imágenes e ideas, cada situación es única y nos pareció un buen ejercicio adentrarnos en la mente de estos sujetos. No nos gusta repetir una fórmula ni el camino conocido y fue una experiencia que nunca habíamos vivido.

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