Roberto Cortázar (México, 1962) es uno de los artistas plásticos contemporáneos que han logrado exponer en el Museo Nacional de Arte y en el Museo Amparo. Fue suya la primera pintura que compró Eugenio López Alonso, el creador de la Colección Jumex. Con el pretexto de la muestra colectiva titulada Vínculos Expuestos en la galería Ethra, nos platicó sobre lo que implica dedicarse al arte, su técnica y hasta de lo que lee (o le leen) mientras pinta.
¿Desde muy pequeño sabías que serías pintor?
Lo sabía desde antes de aprender a leer. Lo recuerdo porque mi madre tenia un librero de fácil de acceso. Yo jugaba con los libros y creía que las letras eran dibujos. Me ponía a copiar esas letras en los márgenes blancos porque creía que se les había olvidado... había que rellenarlos.
Parece que las ideas sobre dinamismo te interesan mucho.
No es precisamente la dinámica, es la distorsión. Yo trabajo con figuras humanas reconocibles y procuro llevarlas más lejos. En la medida en que puedas distorsionar: trabajar de dentro hacia fuera y forzar a concentrar ciertos estados de ánimo, tienes algo más amplio. El espacio, la cabeza y el entorno hacen una distorsión; lo cual nos va a dar, si tenemos éxito y sale bien -cosa que casi nunca se logra- una vivencia.
Eso, la posibilidad de generar una vivencia, es el arte, ¿estás de acuerdo?
Sí, en cualquier lenguaje. En música, literatura, plástica...
Me hablabas de los modernistas. De esos pintores, ¿qué tomas? ¿qué descartas?
Me interesaron sus investigaciones acerca del tiempo, el espacio y la representación de la figura humana más allá de una narrativa renacentista. Artistas como Giacometti, Francis Bacon... pero también descubrí el trabajo de caballete de José Clemente Orozco, que me pareció muy atractivo, y una vanguardia propia.
Trabajaste sobre una serie basada en unas pinturas de Orozco, cuéntame más.
Estuve trabajando mucho haciendo variaciones de Orozco, de una que se llama El Desmembrado, en la colección del Munal, también Indias y Cabeza flechada. Esa colección de Orozco, que sería la cumbre de nuestro modernismo, me interesó mucho.
Cuando utilizas figuras humanas, ¿las piensas en términos más filosóficos? ¿Por qué esta constante?
Me identifiqué con la representación de la figura humana porque es una de las formas más densas de lo que podríamos llamar una autoconsciencia; la capacidad de verse a sí mismo. Es la metáfora, la consciencia de lo que se es, lo que no se es, de dónde se es, para qué se es.
Pollock dijo que pintar es autoconocerse. ¿Esta frase tiene resonancia contigo?
Él lo decía en términos muy psicológicos, lo que es válido, pero a mí me interesa en términos más amplios. Es decir, no únicamente la comprensión de mí mismo sino la comprensión de lo que se comprende. Quiero descifrar cómo la naturaleza crea, cómo genera formas, y ésas te hablan, te dan sensaciones distintas.
Estudias todo el tiempo entonces...
Me leen mientras yo pinto. Ahora estamos leyendo algo de filosofía teórica sobre música clásica. También unos ensayos acerca de Paul Cézanne y un libro muy pesado de astrofísica. Creo que el móvil fundamental del que me alimento para pintar y vivir, o vivir y pintar, es la curiosidad.
También hay una búsqueda de técnicas para expresar todo eso, ¿no?
Sí, yo estudié en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura La Esmeralda. Entré a los 14 años, ahí tuve una formación general. Después, con restauradores, investigué acerca de las técnicas de las artes plásticas. He estudiado todas las técnicas que existieron en la historia de arte, para finalmente llegar a la propia porque tú tienes ciertas ideas. Es importante tener una técnica propia, lo más clara y sintética posible, porque eso es lo que va a transferir al espectador tus ideas.
En tu caso en concreto, ¿cómo describes tus técnicas?
Interviene todo lo que existe en términos visuales. Hoy dibujo aquí [en la computadora]. La esencia de mi trabajo, técnicamente hablando, es lo que se llama el arte neoclásico. Pero derivé hacia todas las técnicas que se te ocurran y, dependiendo en la serie en la que trabajo, hago unas mezclas de cosas muy clásicas y muy contemporáneas.
Has creado un estilo propio muy marcado...
Nunca vas a estar satisfecho con la técnica de otro. Es importante conocerlas, y habrá unas con las que te identificas profundamente, pero tienes que saber de lo que tú quieres hablar y cómo vas a utilizar el lenguaje pictórico. Desde técnica hasta estéticamente.
¿Cómo te sientes en ese proceso? ¿más consolidado? ¿O en una búsqueda todavía?
Me siento absolutamente libre. Tuve un tiempo de trabajo muy formalista en los años 90 y a partir de 2004 me sentí absolutamente libre, ya con una técnica completamente propia y que puedo llevar a muchas direcciones. Claro que cada cuadro, o algunos, se convierten en muy angustiosos, muy complejos. Hay una terrible circunstancia al hacerlos y siempre la conciencia del fracaso. Porque siempre el cuadro es un fracaso. Pero tienes la ingenua ilusión de que lo vas a resolver en el siguiente. Entonces continúas.
Vínculos Expuestos
Galería Ethra
Lun-vie 10 a 7, sáb 11-3pm. Hasta el 22 de junio.