Además de ser exbloguera, tuitera famosa, periodista y empresaria, algo que define a Tamara es su amor por la ciudad y por uno de sus mayores emblemas: el Metro.
“Desde que era niña mi abuelo me llevaba en Metro a todos lados, era un explorador de la ciudad. Mis primeros recuerdos son dentro de éste, siempre me he movido en él y me ha gustado mucho, desde la iconografía y todo el diseño, me encantan. Después, estudiándolo de forma más racional, me apasionó saber que estuvo proyectado por Pedro Ramírez Vázquez y que todo el diseño tipográfico es de Lance Wyman y que fue un parteaguas en el diseño en México”.
Su interés es tan grande que la llevó a atesorar vagones de juguete y a tatuarse en el brazo un mapa con sus líneas.
“Lo que me impulsó a hacerlo fue mi amor por la Ciudad de México y mis ideas a favor del transporte público, además de que me gustan mucho los mapas. Me lo hizo el tatuador Lalo Silva en un estudio que se llamaba Gran Tusk. La gente en la calle me detiene para preguntarme sobre él. Hace poco iba en el Metro y unos chavos me empezaron a decir ‘Está increíble tu tatuaje, con quién lo te lo hiciste… pero ¿qué es?’. Otros cuates fresas me han dicho ‘Gooei, qué padre tu mapa del Metro, ¿es el de Paris?’. Estas situaciones me dan mucha risa”.
Entre sus recuerdos en el metro está uno de su infancia.“Cuando tenía como cinco años, me gustaba trasbordar en la Raza para pasar por el túnel de la ciencia, cuando era bonito”. Ahora tiene nuevas referencias, por ejemplo, considera que la víbora que identifica la estación Mixcoac es muy metalera, “me recuerda a Metallica”, dice. “Plaqueta” colecciona algunas piezas referentes al Metro, tiene un vagoncito y la estación Tasqueña de juguete.
“Hace como diez años en la Lagunilla había un puesto que vendía playeras con los dibujitos del Metro. Compré la de Tacuba y Juanacatlán; las usé hasta que se desintegraron”.