Como siempre, el furor de lo nuevo termina por agotarse. Sin embargo, este lugar, a casi dos años de su apertura, sigue llenándose hasta el tope cada fin de semana. Al ser ideado por jóvenes que querían un antro donde la música no fuera el mismo techno-pop de siempre ni el R&B regguetonero clásico del springbreak sino nuevas propuestas que aterrizaran géneros como el electro, dubstep y hasta rock en la pista de baile, la vibra desenfadada y cool que encuentras en Rhodesia es perfecta para pasarla a gusto bailando y echando drinks (los famosos Chupitos de $30 son un must).
No pienses en tener mesa con cinco botellas ni te preocupes por acabar con la camisa y zapatos llenos de manchas de Jägermeister o quemaduras de cigarro. Desde la amabilidad de los cadeneros, hasta la creatividad de Abraham, el bartender estrella, la buena onda fluye fácilmente. En algún momento de la noche tienes que subir al dark booth en el último piso, donde la oferta de Chupitos cambia y otro DJ mezcla para unos cuantos conocedores hasta altas horas de la madrugada. No es casualidad que este lugar haya visto pasar por su cabina a varios maestros de las tornamesas de fama y calidad mundial, tampoco lo es que sus dueños acaben de inaugurar un antro nuevo y un foro para conciertos. Es sencillo, Rhodesia se llena cada fin de semana porque tiene madera de clásico.