El whisky tiene un templo en el DF y nosotros acudimos a rezarle.
Constatamos que hay whisky de origen japonés. Y que es tan respetable como el de Escocia. Todo esto en Wallace, bar dedicado al elixir de la cebada con más de 150 etiquetas diferentes.
Lo complicado llega al momento de elegir entre un bourbon, un scotch o un single malt, pero Marcos, el jefe de barra, imparte cátedra whiskera. Aquí sugerimos la especialidad de la casa: el wallace, mezcla de whisky, jengibre y pepino.
Si el alcohol fuerte te amilana, hay una larga lista de cervezas importadas. De comer, pide fish and chips, el maridaje ancestral de estas bebidas, o la desbordante hamburguesa wallace, con champiñones y queso provolone.
Quizá sea el grado de alcohol, pero las bebidas desaparecen de los vasos a ritmo de jazz, blues, funk y soul mientras la conversación se pone interesante. En el segundo piso, si aún puedes sostener el taco, hay una mesa de billar, salitas privadas y una terraza decorada con butacas de cine antiguo, que sirve como área para fumar. Una de estas salas, por cierto, tiene planes de ser convertida en un club de whisky con degustaciones y cata.