Si te gustan los lugares para tomar cerveza, mezcal o vino, puedes disfrutar de estos espacios en los que el ambiente invita a relajarse y a perder el protocolo de una semana laboral. No te pierdas el listado de los lugares que odias pero terminas yendo.
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Lugares arrabaleros en la CDMX
Qué maravilla los cabarets. Qué maravilla el Barba Azul. Puedes ir en martes y sentir que es sábado. Puedes ir en sábado y sentir que la noche será eterna, que eres un personaje de película de ficheras. Barba Azul es un heroico sobreviviente de la era del cabaret a la que el tiempo le ha causado estragos: madera roída, escaleras crujientes, pisos que por más que se limpien siempre se verán sucios… pero también paredes en las se presienten historias increíbles y rastros de glorias pasadas que nutren de magia su decadencia actual.
Con un gran letrero luminoso presumen de ser “su lugar romántico de México”. Esta es la entrada a un salón de baile con 73 años de tradición. Su aire retro de inmediato transporta a una época de machos y ficheras. Una mujer ataviada con un vestido negro aterciopelado recibe a quienes ingresan a este submundo ficheril. La decoración es igual a la de cualquier cabaret estancado en los años cincuenta: luz tenue, tonos rojizos, espejos en las paredes y chicas de falda corta sentadas en las piernas de los comensales u ofreciendo un baile por 30 pesos. También van congregaciones de hipsters y expertos en salsa que acuden para bailar con música de orquesta en vivo.
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El sótano del edificio Bach, construido a finales del siglo XIX con un estilo art decó, fue escenario del asesinato del compositor Guty Cárdenas por un problema de faldas en 1932. Dicho suceso todavía atrae a curiosos al lugar, abierto desde 1901. Su reciente remodelación dejó casi intacta la zona VIP, en donde, según los encargados, José Alfredo Jiménez y Agustín Lara se echaron unos tragos. Ahí se mezclan muebles antiguos, candelabros, sillones estilo lounge y pantallas en el techo. Esta antigua pulquería pretende ser un club estilo neoyorquino. Tiene el plus de ser subterráneo, pero hay un elemento que no encaja con el concepto: la música, pues en lugar de atraer a los amantes del lounge o de la electrónica, es un bar repleto de gente que baila y suda al ritmo de reguetón y éxitos del arrabalero contemporáneo.
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