Escondida entre la zona de hoteles en el corazón de Polanco se encuentra La No. 20: un lugar que conserva la raíz de las cantinas tradicionales mexicanas pero con un toque elegante en su diseño en donde se resguardan lo mismo mirreyes y chicas fresas, que huéspedes de los hoteles aledaños, y oficinistas dispuestos a olvidarse de los pendientes.
El ambiente es festivo y apto para una buena plática. El toque tradicional lo dan los tríos y mariachis que se acercan a complacer a los comensales y el señor de los toques para los más aventados. Conseguir una mesa es casi imposible sin una reservación, sin embargo, normalmente hay espacio para comer en la barra.
El menú ofrece quesadillas, esquites y tacos emplatados de manera sofisticada, con colores que invitan a saborearlos. Se sirven los típicos gusanos de maguey de las cantinas, y tortas gigantes acompañadas de papas a la francesa. Recomendamos los tacos gobernador no. 20: camarones gratinados, envueltos en tortilla de harina, con cebolla y chile. Su sabor es contrastante, pues lo suave del queso queda al descubierto con lo crocante de la tortilla.
Los cocteles son lo mejor del lugar, pues el mixólogo Fernando Acevedo se ha encargado de que los tragos sean poco convencionales. En ellos se distinguen rasgos mexicanos, sabores tropicales y nombres muy poco comunes. Un ejemplo es el zacate: una bebida de mezcal y cilantro con un gusto muy ligero y un toque de limón. El clásico de la cantina es el mojito homónimo del lugar, con un toque de guanábana.
Para disfrutar La 20 es indispensable llegar con reservación y paciencia, ya que el lugar tiende a saturarse sin importar el día y la espera por los platillos y bebidas suele ser larga. Aun así, vale la pena darse una vuelta por esta cantina sui generis en donde convergen la tradición y la vanguardia.