Foursquare no miente: la mayoría de las opiniones de los usuarios describen el ambiente de este lugar como bueno. Estoy de acuerdo, sobre todo si se va un sábado en la tarde.
La Jalisciense abrió en 1875, por lo tanto es una de las cantinas más antiguas de la ciudad, a pesar de que no se encuentra en el Centro, como se esperaría de un lugar así.
Vale la pena pedir la carne tártara, dejar que corran las cervezas y enfrascarse en conversaciones como esas que quieren evitar los lugares que ponen la música altísima. También habría que mirar las fotos, tomarles fotos, pero no para Instagram, sino para la propia memoria, en la cual se podrán alojar varios clientes como Renato Leduc, “el último bohemio”, como lo llamó Carlos Monsiváis, o hasta la primera dama Angélica Rivera. Las tortas merecen una o varias oportunidades.