Parte de la célebre cadena que ha reinventado la forma de tomar esta legendaria bebida, hasta convertirla en el líquido más hipster del momento, al menos en la Ciudad de México, Puebla y Madrid. En esta calle de Amberes presenta su opción lésbico-gay con bastante éxito.
Su decoración se mantiene fiel al resto de sus filiales: series de luces navideñas, botellas vintage colocadas de tal forma que en efecto recuerdan aquellas boticas capitalinas de los años 40 del pasado siglo XX a punto de extinción, y botanas como quesillo y tamales servidos en platos de peltre.
Amplio y con una tarima al centro que funciona como pista de baile, la música es tan ecléctica que es de agradecerse, aunque también funcionan como estación de radio de pídala y escúchela. A veces la demanda es tan fuerte, que Christina Aguilera hace su aparición. Lo malo es que son de los primeros en cerrar de Amberes, y justo cuando la fiesta está en su mejor momento.