En una ciudad donde la onda se muda de barrio cada seis meses, ¿hay alguien que siga invirtiendo en las zonas sobreexplotadas que van en picada? Hace mucho no abría ninguna propuesta interesante en la Condesa. Doméstico, autodenominado “cantina casual”, dio la sorpresa.
La carta hace un esfuerzo por ofrecer licores nacionales más allá del tequila y el mezcal, como el bacanora, de Sonora; el sotol, de Chihuahua; la raicilla, de Jalisco; y el xtabentún, un licor maya hecho con miel de abeja fermentada y anís. Perfecto. Uno se deja seducir sin muchos peros después de ver su decoración sofisticada, con una linda terraza que antoja para crudear un sábado en la tarde o pimplar unos sotoles en una noche calurosa. La deliberación de los cocteles: si quieres ir a la segura, prueba un sotol, aventúrate con el carajillo de xtabentún o pide el jarrito reyes, con jugo de toronja y licor de chile ancho. El horchata romero, con mezcal, es una gran idea mal ejecutada. La bebida llegó sin estar revuelta, poblada de ramas secas de romero que se quedaban pegadas en la boca. Luego probé el sr. ramos, con gin, limón amarillo, crema para batir, clara de huevo y jarabe. Era el sonido de un vidrio rompiéndose hecho líquido.
Otros lamentos: no hay carta de comida (si preguntas, pueden prepararte un club sándwich o un hot dog). La botana es inconstante: a veces dan y otras no. Lo que no varía es el servicio lento y despistado.
Frustración. El lugar tiene muchísimo potencial. Ojalá pulan las inconsistencias pronto. Mientras, sólo fue infatuación.