En un pequeño local de dos pisos ubicado dentro de la Plaza Madero. Los dos principales atractivos de este lugar son las bandas de rock en vivo y las cervezas nacionales a muy buen precio (un tarro de un litro cuesta 60 pesos). Para encontrar mesa disponible en la planta baja lo recomendable es llegar alrededor de las cuatro de la tarde. Quedarse de pie en esta área requiere de una buena tolerancia a las aglomeraciones y a los empujones.
En el segundo piso está el escenario para las bandas y una pequeña área con sillones bastante cómodos. Si la noche en la que planeas ir se presenta una banda con buen poder de convocatoria, te recomendamos que hagas reservación para asegurar tu lugar en esta zona.
Su carta de bebidas es muy pequeña, incluye sólo los tradicionales cocteles con vodka, ron, whisky y brandy. Las opciones para comer son sólo dos: papas fritas y hamburguesas.
La atención de los meseros es buena siempre y cuando el lugar no esté repleto, porque entonces el servicio puede llegar a ser muy lento. La política del lugar respecto al cobro de los tragos es como de las viejas cantinas: “sirviendo y pagando”. Sus clientes regulares van de los 18 a los 30 años. Algo que se agradece es que mantienen el volumen de la música a un nivel regular que permite platicar sin tener que gritarle a los amigos.
La mayoría de las bandas que se presentan son bandas tributo, aunque de pronto puedes toparte con una tocada de los Liquits, Le Baron o Bengala. El Dobermann del centro abrió sus puertas en noviembre de 2012 y es el hermano fresa del viejo conocido –del mismo nombre– que se encuentra en Aragón.